Yemen: “Algunas mujeres embarazadas y alguno niños enfermos llegan tan tarde al hospital que ya no podemos hacer nada para salvar sus vidas”

Gisela Vallès es coordinadora del equipo médico de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el hospital de Abs, la capital del distrito del mismo nombre situado en el norte de Yemen. Allí el aumento del conflicto en las últimas semanas está provocando nuevas oleadas de desplazados. Vallés nos explica los desafíos que afronta el equipo de MSF para prestar asistencia a estas personas.

¿Cómo afecta el conflicto a la población en el distrito de Abs?

El hospital recibe actualmente heridos de guerra todos los días. Entre agosto y septiembre, recibimos a 362 personas heridas en el hospital de la ciudad de Abs, más del 40% de los heridos que hemos tratado en esta instalación a lo largo de 2018. Muchos son civiles atrapados por el fuego cruzado: ataques aéreos y misiles.

La intensificación de los combates a unos 50 kilómetros al norte, en el área de Beni Hassan cercana a la frontera con Arabia Saudí, ha provocado un nuevo desplazamiento masivo de población. Desde agosto, unas 20.000 personas se han desplazado a otras zonas de la región, uniéndose a los ya varios miles de desplazados. Resulta difícil rastrearlos porque no hay campos formales para desplazados internos en los que puedan refugiarse. Se encuentran dispersos en un área muy extensa. Algunos grupos de personas desplazadas viven bajo simples láminas de plástico que compran o les donan. Otros se mezclan con la población local. En cualquier caso, todos viven en condiciones muy precarias.

¿Disponen de acceso a servicios de salud?

La mayoría no tiene acceso a servicios de salud porque tras varios años de conflicto quedan muy pocos centros de salud abiertos en el distrito de Abs, otros apenas funcionan o solo permanecen operativos durante unas horas al día y solo cuentan una enfermera o el mínimo personal. Además, este no recibe salarios desde hace más de dos años y trabaja sin suministros médicos adecuados.

Por un lado, el sistema de salud no puede responder a las necesidades de los desplazados internos y, por otro, afrontamos muchas restricciones para ofrecer asistencia en los lugares que están absorbiendo a las nuevas comunidades desplazadas. En septiembre, nuestro equipo móvil solo pudo salir a la periferia durante siete días en todo el mes, a pesar de estar preparado para partir cada día. Además, en las últimas semanas la moneda yemení ha perdido mucho valor y ha aumentado la inflación, lo que a su vez supone un incremento en el precio del combustible y los costes de transporte que hace imposible que esta población pueda llegar al hospital de Abs. Es importante que los pocos actores médicos que apoyan al Ministerio de Salud en el terreno obtengan más acceso para atender las necesidades de estas comunidades desplazadas vulnerables.

¿Cuáles son las consecuencias de esta situación?

Una de las cosas que más me impacta es ver que muchos pacientes llegan demasiado tarde al hospital, tan tarde que a veces mueren sin que podamos hacer nada. Este es el caso principalmente de mujeres embarazadas y niños desnutridos con complicaciones.

Prácticamente ninguna de estas mujeres ha recibido atención prenatal debido a que este servicio no existe o es ineficaz fuera de la ciudad de Abs. Llegan con enfermedades que podrían prevenirse, como la eclampsia y la preeclampsia, cuyas complicaciones pueden conducir a la muerte de la madre. Al proporcionar una atención prenatal adecuada y garantizar un parto seguro, podríamos reducir el riesgo de complicaciones en los recién nacidos.

¿Cómo trabajan los equipos de MSF para tratar de llegar a tiempo?

En las áreas donde la seguridad y las autoridades lo permiten contamos con una red de trabajadores comunitarios de salud que gestiona un sistema de derivación para los casos más graves. Actualmente nos centramos en las áreas con nuevos asentamientos de desplazados internos que carecen de los servicios más básicos. En septiembre, se derivó a 153 pacientes de otras zonas de la región al hospital de Abs, un 50% más en comparación con agosto, mientras que en julio la situación fue más estable. El pronóstico es que en un futuro cercano el hospital recibirá muchos más pacientes derivados en consonancia con la intensificación de las hostilidades.

¿Puede empeorar la situación?

El aumento de los combates, que se intensificó en marzo de 2015, está minando la capacidad de las ONG sobre el terreno para proporcionar servicios de ayuda de primera necesidad, agua y saneamiento, alimentos, etc. La alta inflación relacionada con la rápida devaluación del rial, las restricciones a la importación y otros factores de este tipo también pueden tener un impacto en el estado nutricional de la población. Seguimos atendiendo muchos casos de enfermedades fácilmente prevenibles, como la difteria. Esto muestra que la cobertura de vacunación se ve cada vez más afectada por el deterioro del sistema de salud ocasionado por la guerra.

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