Salud materno-infantil en República Centroafricana: una urgencia sanitaria

Archange nació prematuramente a las 28 semanas y permaneció en cuidados intensivos durante 45 días en el Centro Hospitalario Comunitario, Bangui, en República Centroafricana. Nuestra organización apoya el servicio de neonatología de este hospital. Barbara Debout.

Décadas de inestabilidad y violencia armada en República Centroafricana (RCA) han contribuido a que la atención médica esencial esté fuera del alcance de muchas mujeres embarazadas y recién nacidos. Hacer frente a esta emergencia cotidiana es una prioridad para nuestros equipos.

Divine lleva horas dando a luz con dolor, con la mano derecha agarrada al poste de la cama y la izquierda arrugando su taparrabos naranja y verde. El parto se ha retrasado y Divine está agotada. En la sala de partos del hospital comunitario de Bangui, la enfermera acaba de administrarle oxitocina, una hormona que acelera la frecuencia y la intensidad de sus contracciones. 

En esta unidad dedicada a los partos de alto riesgo, las mujeres están estrechamente vigiladas por las y los médicos, que comprueban su estado de salud y el ritmo cardíaco de su bebé cada 30 minutos. Si el parto se prolonga demasiado, la mujer puede ser trasladada al quirófano para practicarle una cesárea.

Una atención tan atenta no es habitual para las mujeres centroafricanas a punto de dar a luz. En un país con graves carencias de centros sanitarios y personal médico, pocas embarazadas tienen acceso a una atención obstétrica adecuada.

«Muchas mujeres no acuden a un centro de salud para dar a luz, sino que lo hacen en casa», explica Adèle Guerde-Seweïen, nuestra matrona en el Centro Hospitalario Comunitari, conocido como CHUC. «En esta situación, las complicaciones pueden llevar fácilmente a la muerte de la madre o del niño». 

La salud maternal y neonatal se encuentra en emergencia en República Centroafricana

Un grito, más fuerte que todas las voces que se alzan, resuena en la sala del hospital. Una mujer acaba de enterarse de la muerte de su hermana embarazada. Minutos antes, la habían llevado directamente al quirófano. Pero ya era demasiado tarde. El equipo médico hizo todo lo posible por estabilizarla, pero sólo consiguió salvar a su bebé. 

«Esta tragedia no habría ocurrido si hubiera tenido acceso a la atención médica a tiempo«, afirma Guerde-Seweïen.

Las tasas de mortalidad materna e infantil del país se encuentran entre las más altas del mundo. Según las estadísticas más recientes, las mujeres tienen 138 veces más probabilidades de morir por complicaciones en el embarazo y el parto en la RCA que en la UE, mientras que un bebé en la RCA tiene 25 veces más probabilidades de morir antes de cumplir un año que si hubiera nacido en Europa. 

15 ginecólogos para seis millones de habitantes

«En la República Centroafricana, nacer o dar a luz es correr un riesgo», afirma el profesor Norbert Richard Ngbale, ginecólogo obstetra del departamento de maternidad y neonatología del CHUC. «Sólo hay unos 15 ginecólogos en el país, para una población de seis millones de habitantes. Hay una enorme falta de personal cualificado, sobre todo en las zonas rurales, donde la mayoría tienen parteras tradicionales que no están capacitadas para detectar complicaciones».

La mayoría de las muertes maternas en el país están relacionadas con abortos inseguros, pero también con embarazos demasiado precoces (es decir, cuando la niña o la mujer son demasiado inmaduras físicamente para dar a luz con seguridad) y con partos en casa. Muchos de ellos podrían evitarse si se dispusiera de asistencia sanitaria, ya sea en términos de apoyo al embarazo o de planificación familiar. La emergencia médica crónica de la República Centroafricana también se ve alimentada por la pobreza extrema: aunque la atención sanitaria maternoinfantil es oficialmente gratuita en el país, con demasiada frecuencia sólo está disponible para quienes pueden pagarla.

«En un país donde el 70% de la población vive con menos de 2 dólares al día, cada decisión debe sopesarse desde el punto de vista económico, incluso si implica poner en riesgo la propia salud», afirma René Colgo, nuestro jefe de misión en el país. «Para los pacientes, ir al hospital es un gasto. No tienen dinero para pagar la atención prenatal, ni el transporte al hospital, y mucho menos el parto. Muchas mujeres piensan que es mejor ir al hospital en el último momento, si es que van. Por eso es vital apoyar la asistencia gratuita». 

Ambulancia en el servicio de maternidad del Centro Hospitalario Comunitario de Bangui, República Centroafricana

Nuestro trabajo en el hospital comunitario de Bangui

Como madre de ocho hijos que sufrió complicaciones en el parto de su séptimo bebé, Carine Dembali no quería arriesgarse esta vez a llegar demasiado tarde al hospital.

«A excepción de mi primer hijo, siempre he dado a luz en casa por falta de dinero«, dice. «Pero la última vez hubo un problema. Mi bebé salió pero la placenta no. Mi familia me llevó a Castor [hospital con maternidad gestionado anteriormente por nuestra organización], donde no tuve que pagar nada. Por eso esta vez quise evitar cualquier riesgo. Fui al hospital cercano a mi casa antes del parto. Vieron que el cordón ponía en peligro a mi hijo y me trajeron aquí para hacerme una cesárea». 

Las salas de maternidad y neonatología del CHUC fueron totalmente renovadas por nuestra organización antes de su apertura en julio de 2022. Ofrecen atención de urgencia a embarazadas y recién nacidos en situación crítica. Desde mediados de julio hasta mediados de diciembre, nuestros equipos y del Ministerio de Salud atendieron a 3.084 embarazadas, y 860 bebés ingresaron en la sala de neonatología, 239 de ellos prematuros.

Pocos hospitales del país ofrecen un servicio similar, que incluye una unidad de cuidados intensivos para prematuros y recién nacidos con problemas respiratorios y otras complicaciones.

Archange, que nació con sólo 28 semanas (frente a una gestación normal de 38-40 semanas), luchó por su vida durante 45 días en la unidad de cuidados intensivos del CHUC. El equipo médico quedó tan impresionado por su lucha por sobrevivir que le apodaron «Pequeño General»

«Pesó 800 gramos al nacer», cuenta su madre, Stephanie. «Por desgracia, su hermana gemela murió a las dos semanas y pensé que iba a perderlo a él también». 

Nuestro equipo la convenció para que probara el «método canguro», que consiste en mantener a los bebés prematuros pegados al cuerpo de sus madres las 24 horas del día. El contacto prolongado piel con piel los mantiene calientes, mantiene su equilibrio emocional y, en última instancia, mejora sus posibilidades de supervivencia. 

Bebé con su madre en servicio neonatal de Médicos Sin Fronteras en Bangui, República Centroafricana

«Cuando salió de cuidados intensivos, empezamos con el ‘método canguro'», cuenta Stephanie. «Yo estaba estresada y no estaba convencida. Pero pronto vi que cada vez estaba mejor y que su salud mejoraba. Hoy pesa 1,5 kg. Pronto podré irme a casa con él». 

Salvando la vida de mujeres y recién nacidos

La crítica situación de la salud materno-infantil en República Centroafricano ha llevado a nuestros equipos a ofrecer atención obstétrica de urgencia gratuita a mujeres y recién nacidas y nacidos en todo el país. También estamos capacitando al personal del Ministerio de Salud y renovando y equipando las instalaciones médicas para que puedan brindar un buen nivel de atención. En 2021, nuestros equipos ayudaron a casi 19.600 mujeres a dar a luz, 1.020 de ellas por cesárea, y 1.900 recién nacidos fueron atendidos en unidades de neonatología de todo el país.

Sin embargo, se necesita más apoyo para prestar estos servicios esenciales a mujeres y bebés en todo el país:

«La situación exige una inversión ambiciosa por parte de todos los socios internacionales para reforzar el acceso a los servicios de salud reproductiva», afirma Colgo. «Es inaceptable que cada día se pierdan las vidas de tantas mujeres y bebés por razones tan fácilmente evitables». 
 

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