Durante la noche del 23 de mayo, más de un centenar de refugiados y migrantes que habían sido secuestrados y mantenidos en cautiverio por traficantes de personas al oeste de Bani Walid, Libia, lograron escapar.
Desde finales de 2016, brindamos atención materna y apoyo mental a los migrantes que se dirigen a Francia y que han quedado atrapados en la frontera sin acceso a cuidados básicos. En verano, más y más personas alcanzan los límites de la ciudad y no encuentran refugio en las instalaciones existentes.
Reiteramos hoy la necesidad de que todas las partes en el conflicto apoyen la asistencia médica que proporciona al pueblo somalí y que respeten la seguridad de los trabajadores humanitarios que arriesgan sus vidas para cuidar de ellos.