Un hospital de mujeres, para mujeres: preservamos la atención en la maternidad de Khost, Afganistán

Una médica de nuestra organización atendiendo a un bebé recién nacido en el hospital de nuestra maternidad en Khost, Afgnistán.Oriane Zerah

En nuestro hospital de maternidad de Khost, más de la mitad del personal son mujeres. Abrimos este hospital en 2012, con el objetivo de brindar atención materna y neonatal segura y gratuita a las mujeres y a sus bebés en el este de Afganistán, un territorio en el que se dificulta acceder a una atención obstétrica esencial.

Pese al contexto de agitación política y sus terribles consecuencias para la economía y la atención médica, en la ciudad de Khost, Afganistán, funciona una maternidad atendida principalmente por mujeres. Allí, las nuevas madres y sus bebes reciben la atención médica que tanto necesitan.

Abrimos este hospital de maternidad especializado en 2012, para brindar atención materna y neonatal segura y gratuita a las mujeres y sus bebés en el este del país. En las zonas rurales y alejadas de las grandes ciudades, la mayoría de las mujeres no tienen un acceso adecuado a la atención obstétrica esencial, lo que se ve agravado por la escasez de parteras y médicas. 

Mientras que, gracias a nuestras fuentes de financiamiento propias, continuamos brindando atención en Khost y en otros lugares de Afganistán, somos testigos de los críticos recortes de fondos en el sistema sanitario del país. Esta y otras medidas económicas internacionales adoptadas contra el nuevo gobierno, han contribuido a la crisis financiera actual que se vive allí.

Mujer embarazada en el Hospital de Maternidad de Khost, Afganistán

La suspensión de fondos internacionales para el sistema sanitario producida en agosto de 2021 privó de suministros y de salarios tanto al equipo médico como a las parteras. Si bien ya se ha reanudado parte de esta ayuda, el sistema sanitario de Afganistán recibe menos financiación que antes, por lo que no se esperan próximas mejoras en un sistema que durante años no ha podido satisfacer las necesidades de la población.”

En nuestra maternidad en Khost, casi todo el equipo médico es femenino. Se ha descrito como un “hospital de mujeres, para mujeres”. Nuestra organización es uno de los mayores empleadores de mujeres en la provincia, es decir, de 450 trabajadores y trabajadoras en este momento, más de la mitad son mujeres con trabajos que van desde médicas y parteras hasta limpiadoras y niñeras.

Tener un equipo de mujeres es importante en esta zona de Afganistán para asegurar la separación de los sexos, pero también para que las pacientes se sientan a gusto. Es un lugar donde las familias saben que sus esposas, madres e hijas están bien atendidas.

Partera acompañando a mujeres embarazadas en labor de parto en el Hospital de Maternidad de Khost, Afganistán

La maternidad cuenta con un departamento de hospitalización de 60 camas, una unidad de partos de 8 camas, una unidad de recién nacidos de 28 camas que incluye una unidad de cuidados intensivos neonatales de 10 camas, dos quirófanos y un área dedicada al cuidado de las madres canguro (en la que se anima a las madres a tener contacto piel con piel con sus bebés). También proporcionamos vacunas para bebés recién nacidos, servicios de planificación familiar y realizamos actividades de promoción de la salud.

Desde el inicio, la maternidad se ha centrado en brindar atención sanitaria a los «casos complicados» de las embarazadas, es decir, mujeres que sufren algún tipo de complicación en el parto. Sin embargo, en agosto del año pasado decidimos ampliar nuestros criterios de admisión, ya que el país sufría disturbios e incertidumbre generalizados a causa del cambio de gobierno. Los mercados y los sistemas de transporte estaban cerrados, la población se quedaba en casa y muchos no estaban seguros de si los centros de salud seguían abiertos. Aunque la mayoría de estos problemas ya están resueltos, la falta de fondos ha generado que las mujeres embarazadas vuelvan a tener dificultades para dar a luz de forma segura. 

«Nos enteramos de que un hospital local realizaba operaciones a la luz de las antorchas. El sistema de salud pública, que ya tenía problemas antes de la suspensión de la financiación, apenas funcionaba”, Lou Cormack, coordinadora de MSF en Khost.

“Muy pronto, vimos que la capacidad del sistema de salud se estaba deteriorando”, dice Lou Cormack, coordinadora de nuestro proyecto en Khost. “Las instalaciones públicas tenían cada vez menos medicamentos, ya que la cadena de suministro estaba rota. Al personal no se le pagaba”, dice. “Incluso nos enteramos de que un hospital local realizaba operaciones a la luz de las antorchas. El sistema de salud pública, que ya tenía problemas antes de la suspensión de la financiación, apenas funcionaba”.

Nuestro equipo asistió a cerca de 1.650 partos en septiembre y más de 2.000 partos en noviembre del 2021. 

Mujer dando a luz en el quirófano del Hospital de Maternidad de Khost, Afganistán

«Cuando las mujeres no pueden pagar la atención médica y dan a luz en casa, se arriesgan a sufrir complicaciones hemorrágicas o trastornos graves de hipertensión relacionadas con el embarazo, sin que nadie pueda diagnosticarlas», Agila, partera contratada por MSF.

“Últimamente tenemos muchas pacientes, en un solo turno atendimos 73 partos y el número de pacientes ha aumentado en los últimos meses”, dice Aqila, una de las parteras locales contratadas por MSF. “Sabemos que esto ocurre porque las instalaciones de salud pública están cerradas y los médicos privados son muy costosos. Cuando las mujeres no pueden pagar la atención médica y dan a luz en casa, se arriesgan a sufrir complicaciones hemorrágicas o trastornos graves de hipertensión relacionadas con el embarazo, sin que nadie pueda diagnosticarlas». 

El personal sanitario ha hecho todo lo posible para seguir brindando atención a las mujeres embarazadas a pesar de que sus instalaciones se ven privadas de los fondos necesarios.

“En el sistema público, hemos escuchado de personas que hacen un fondo público para comprar artículos médicos y mantener abiertas sus instalaciones”, dice Cormack. “Si una mujer necesita una cesárea, todas y todos contribuyen para comprar suficiente combustible para que el generador pueda funcionar durante el procedimiento, a pesar de que el personal sanitario y otros funcionarios llevan meses sin cobrar”, dice.

“Hemos estado brindando apoyo a las unidades de parto en ocho centros de salud locales en distritos rurales de Khost. Recientemente hicimos un mantenimiento extra para asegurarnos de que siguen funcionando, añadiendo un poco de combustible para que puedan funcionar por la noche, y también hemos suministrado kits para partos normales que incluyen algunos medicamentos, artículos de higiene y un gorro para mantener abrigado al bebé».

Bebé recién nacido en las manos de su madre en la habitación de pstparto del Hospital de Maternidad de Khost, Afganistán.

La organización que dirige muchos de los centros de salud locales en los distritos de Khost ha recibido financiación hasta enero. Una vez que estos centros estén en pleno funcionamiento y sean utilizados por la comunidad nuevamente, nuestra maternidad volverá a sus criterios de admisión originales, enfocándose en las mujeres embarazadas que sufren complicaciones en el parto. Sin embargo, lo que sucederá después de enero sigue sin estar claro.

En un momento incierto para Afganistán, y con personas que enfrentan enormes dificultades para acceder a la atención sanitaria, Aqila dice que encuentra un gran consuelo en ayudar a las mujeres de su comunidad. “Me gusta ayudar a las mujeres que dan a luz en Khost. La maternidad de MSF es un lugar excelente y seguro para ellas. Yo di a luz aquí”, afirma, “me encanta formar parte esto, ayudar a dar a luz y ayudar a las madres. Realmente tengo debilidad por las madres, porque sufren mucho».

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