Hace un año, la persecución violenta llevada a cabo por los militares de Myanmar contra los Rohingya provocó una crisis masiva de refugiados. Casi un millón de Rohingyas, aquellos que escaparon de los incendios y los asesinatos, están viviendo en campos en Bangladesh. Muchos fueron violados, la mayoría vio cómo asesinaban a sus seres queridos, miles llegaron heridos. Todos están traumatizados.
![Atención psicológica a rohingyas que huyeron de Myanmar Día Mundial de la Salud Mental](https://www.msf.org.ar/wp-content/uploads/sites/3/2023/11/msf245091.jpg)
“Los sepultamos en la selva”, dice Mohammad Yunis, de 26 años, hablando de los cuerpos de sus parientes asesinados por el ejército de Myanmar. Sentado junto a su hijo, Mohammad relata cómo carga con el trauma que tuvo que atravesar “No me siento bien aquí… mi cerebro está fuera de control y cada vez estoy más flaco.”
![Día Mundial de la Salud Mental Atención a rohingyas víctimas de la violencia en Myanmar](https://www.msf.org.ar/wp-content/uploads/sites/3/2023/11/msf245105.jpg)
“A las 4 de la mañana los militares llegaron y rodearon la aldea. Separaron a las personas en hombres y mujeres. Esposaron a los hombres y comenzaron a violar a las jóvenes. Los hombres y los niños gritaban. Empezaron a golpearlos.”
Los militares prendieron fuego las casas. Fueron a violarla, contó Rohima Khatun, pero cuando vieron que estaba embarazada de siete meses y con un niño, la abandonaron. Su hijo estaba aterrorizado y comenzó a gritar: “Mi niño de cuatro años lloraba, así que me lo quitaron y lo arrojaron al fuego. También le dispararon a mi esposo frente a mí en el patio de nuestra casa». Hoy, un año después, habla sobre la vida ahora: «Cada vez que recuerdo esto siento mucha tristeza, porque perdí a mi esposo, hijo, parientes, vecinos…»
![Niña rohingya víctima de la violencia en Myanmar Día Mundial de la Salud Mental](https://www.msf.org.ar/wp-content/uploads/sites/3/2023/11/msf245125.jpg)
“Vi todo con mis propios ojos. Las mujeres jóvenes eran llevadas a otro lado. Los hombres adultos eran asesinados. Cuando estaba corriendo para salvar mi vida, me caí en el río y me hirieron. Salí del río y ahí estaba mi hermana… vi cómo le disparaban en la cara a una de mis hermanas. Me desmayé. Cuando desperté, un hombre me estaba cargando mientras corría.”
Johura perdió a 14 miembros de su familia cuando los militares atacaron su aldea. El único sobreviviente fue su hermano de 10 años.
“Muchos niños pueden llamar a sus padres, pero nosotros no tenemos padres a los que llamar. Los otros niños están en paz, por eso juegan. Pero yo no tengo paz en mi cuerpo y por eso no puedo jugar. Mi hermano y yo tenemos grandes preocupaciones en este mundo.”
![Día Mundial de la Salud Mental Víctima de la violencia del ejército de Myanmar](https://www.msf.org.ar/wp-content/uploads/sites/3/2023/11/msf245099.jpg)
“Vi mi barrio en llamas. Vi a mi hijo recibir un disparo en el cuello y morir. Tuve que enterrarlo allí. Perdí a mis hijas y a mi otro hijo. No sé si están vivos o no. Cortaron las cabezas de mi hermana y su hija, vi sus cuerpos”, contó Dilbahar.
“Aunque no es pacífico, aquí tratamos de encontrar la paz. Porque perdimos nuestro país, porque estábamos siendo golpeados y heridos y porque no tenemos un país que podamos llamar nuestro… pero aquí intentamos encontrar la paz. Cuando pienso en las cosas que pasaron no puedo soportar el dolor interior.”
![Víctima de la violencia de los militares en Myanmar Día Mundial de la Salud Mental](https://www.msf.org.ar/wp-content/uploads/sites/3/2023/11/msf245104.jpg)
Los militares llegaron al pueblo de Salima a las 3 am. Sacaron a las mujeres afuera y esposaron a los hombres, luego violaron a las mujeres frente al pueblo. Su marido trató de salvarla. Pero, cuando uno de los soldados le disparó, la bala falló y mató a su hijo de seis años. Su esposo fue golpeado antes de ser llevado en un vehículo con los otros hombres.
«Esa fue la última vez que vi a mi marido. Él había tratado de salvarme. Cuando recuerdo la tortura por parte de los militares me siento muy dolorida en mi corazón. Cada noche recuerdo lo que pasó”.