RDC: los combates en Katanga causan nueva ola de desplazados

Muchos pueblos de la zona han ardido por completo, y la población ha tenido que huir a aldeas vecinas o a los bosques. Médicos Sin Fronteras (MSF) hace un llamamiento a los grupos armados en la provincia de Katanga al respeto y a que se garantice la seguridad de los civiles y de que se […]

Muchos pueblos de la zona han ardido por completo, y la población ha tenido que huir a aldeas vecinas o a los bosques. Médicos Sin Fronteras (MSF) hace un llamamiento a los grupos armados en la provincia de Katanga al respeto y a que se garantice la seguridad de los civiles y de que se les permita acceso a los servicios médicos cuando lo necesiten.

En Noviembre y Diciembre, los pueblos entre Shamwana y Dubie, Mitwaba y Mpiana fueron quemados. La ola de destrucción continuó y los pueblos de Lenge, Nkonkole, Lubinda, Kabwesungu y Kilambwilu fueron pasto de las llamas entre el 25 de diciembre y el 1 de enero.

Cientos de personas tuvieron que abandonar sus casas en pánico para buscar refugio en aldeas vecinas o en los bosques. La amplitud del desplazamiento es de difícil dimensión, pero las familias que han dejado casas, pertenencias, campos y pueblos se cuentan por centenares. Además de la extensa destrucción y desplazamiento, muchos de los desplazados han recibido amenazas por parte de grupos armados para que volvieran a sus pueblos destruidos en los que no les queda nada.

La población desplazada es particularmente vulnerable y ya ha encajado meses enteros previos de amenazas y conflicto. Para empeorar la situación, la estación de lluvias acaba de comenzar y mucha gente está durmiendo a la intemperie.

“Nos preocupa que mucha gente muy vulnerable no pueda tener acceso a cuidados médicos y a la asistencia humanitaria que necesitan”, dice Thomas Mollet, coordinador de MSF en Katanga. “La situación de seguridad es tensa y las organizaciones no se pueden movilizar libremente como debieran. Los civiles se hallan en medio de la batalla y pueden ser confundidos con combatientes, tememos que no se atrevan a buscar ayuda médica”.

En el hospital de Shamwana, donde MSF ofrece diversos servicios médicos, los equipos han visto como el número de pacientes ha declinado en comparación con años anteriores. La gente ve imposible acudir a los hospitales. En noviembre, se registraron un 30% menos de pacientes para consultas externas que en el mismo período del año anterior. En diciembre, los 18 pacientes que recibían tratamiento a largo plazo para tuberculosis y VIH en el hospital no regresaron.

“Si la población no puede accede a los hospitales, eso seguro que va a costar vidas. Las dificultades en los partos, las complicaciones pueden ser letales en mujeres embarazadas, y la malaria grave mata a muchos niños si no es tratada a tiempo”, dice Mollet. “Los grupos armados en la provincial de Katanga, incluyendo el ejército, deben respetar y garantizar la seguridad de los civiles y permitirles el acceso a los servicios médicos cuando lo necesitan”.

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MSF continúa trabajando en el hospital de Shamwana a pesar del conflicto y el deterioro de la situación de seguridad. Conocido como “el triángulo de la muerte”, el área tiene una historia violenta: en 2005, el conflicto entre las milicias Mai-Mai y el ejército sembró de muertos, heridos, desplazados y mujeres violadas esta zona de Katanga. En los últimos años la tensión se ha reavivado.

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