Una puerta a la esperanza en el Hospital de Tawila

MSF rehabilita un hospital en el Norte de Darfur. Esa fatídica mañana del martes, Fátima, embarazada de dos meses, tuvo un aborto espontáneo. El marido de Fátima alquiló un coche en su pueblo, Jartum Jadeed, en el norte de Darfur, Sudán, y la pareja hizo el viaje de dos horas y media hasta el hospital […]

MSF rehabilita un hospital en el Norte de Darfur.

Esa fatídica mañana del martes, Fátima, embarazada de dos meses, tuvo un aborto espontáneo. El marido de Fátima alquiló un coche en su pueblo, Jartum Jadeed, en el norte de Darfur, Sudán, y la pareja hizo el viaje de dos horas y media hasta el hospital de Tawila acompañada de tres familiares. El viaje costó cinco dólares por persona pero para Fátima, los habitantes de Tawila y sus alrededores, el hospital de Tawila es el hospital más cercano. Los médicos de MSF Tijani Osman Abakar y Carlos Sola practicaron el procedimiento médico y extrajeron lo que quedaba del feto muerto. “Sin tratamiento, Fátima probablemente hubiese muerto desangrada o hubiese desarrollado una infección, que finalmente le hubiese costado la vida,” afirma el doctor Tijani.

En diciembre de 2008, MSF se vio obligada a interrumpir sus actividades en Tawila debido al deterioro de la situación de seguridad obligando a Fátima y otros muchos habitantes de la región a buscar asistencia médica en otra parte. Sin embargo, cuando la seguridad mejoró, en octubre de 2009, MSF pudo regresar a Tawila y reanudar las actividades médicas en colaboración con el Ministerio de Salud. Por aquel entonces el Ministerio de Salud proporcionaba servicios de atención sanitaria en una tienda de campaña. MSF decidió renovar un viejo edificio del Ministerio para asegurar la sostenibilidad de los servicios médicos, mejores condiciones de higiene y saneamiento y el confort y bienestar de los pacientes.

Fátima tiene dos hijos adoptados. La segunda esposa de su marido murió y ahora ella se ocupa de los niños. Él trabaja en una plantación de tabaco y productos agrícolas, sin embargo, las lluvias han sido escasas y este año la familia no puede comprar ayash (sorgo), la principal fuente de sustento en Darfur.

La pariente de la pareja asegura que pasan hambre: “No hemos comido desde ayer. No comemos pan, a menos que vengamos a Tawila. No tenemos pan, somos pobres.”

El hospital dispensa asistencia gratuita a las 28.600 personas que viven en Tawila y sus alrededores, incluyendo poblaciones desplazadas que viven en tres campos: Rwanda, Dali y Argo. Muchas de estas personas huyeron del conflicto en Darfur y han estado viviendo en estos campos durante años. Es el caso de Al-Radiya, de 39 años.

Esa misma soleada mañana de martes, Al-Radiya recorrió a pie el camino de 30 minutos que hay desde su casa en el campo de Rwanda al hospital de Tawila. Al-Radiya, su marido y sus siete hijos han estado viviendo en un gutiya, una choza de paja, en el campo de Rwanda, en la región sudanesa de Darfur, durante los últimos tres años. Huyeron de su aldea, Shokshoga, debido al conflicto. La familia perdió su ganado y su tierra y como todos sus familiares y vecinos que vivían en Shokshoga, se marcharon con muy poco. Esa mañana, Al-Radiya llegó con su hija de cinco años, Isra, sobre sus espaldas. Las enfermeras envolvieron a Isra, aquejada de una fiebre muy alta desde la noche anterior, con toallas frías. Tras hacerle la prueba de la malaria, Isra dio negativo. A media tarde, la fiebre había bajado y le dieron el alta al final del día. Al-Radiya se mostró muy agradecida por la asistencia que recibió: “El hospital de Tawila es de gran ayuda y es el hospital más cercano a nosotros. Los habitantes de más de 20 aldeas vienen aquí para recibir asistencia gratuita,” declara Al-Radiya.

Al-Radiya trabaja como asistenta y su marido labra la tierra de otros. Si conseguir algo que llevarse a la boca ya es una lucha diaria, aún lo es más pagar las matriculas escolares de sus hijos. Sin embargo, ella no pierde la esperanza. “Rezo para que el futuro sea mejor, la vida es bella, las condiciones de vida son estables y la gente vive en su casa,” añade Al-Radiya.

MSF empezó a trabajar en Tawila en julio de 2007 pero tuvo que suspender sus actividades médicas varias veces debido a la inseguridad en la zona. Hoy, el equipo sanitario de MSF apoya al Ministerio de Salud proporcionando atención primaria y secundaria de salud a la población de Tawila, incluyendo servicios nutricionales, atención a la salud reproductiva, apoyo psicológico, y promoción de la salud comunitaria. MSF también apoyará al personal del Ministerio de Salud mediante formación, capacitación y pago de incentivos.

Actualmente en el hospital de Tawila trabajan 62 trabajadores de MSF y 15 empleados del Ministerio de Salud. En enero y febrero de 2010, realizaron conjuntamente más de 6.000 consultas externas, vacunaron a 770 mujeres y niños, sometieron a 750 mujeres a controles prenatales y proporcionaron asistencia nutricional a 246 niños menores de cinco años.

En Darfur, además de apoyar al Ministerio de Salud en el hospital de Tawila, MSF también gestiona un hospital en Shangil Tobaya, presta apoyo a cinco centros de salud en Dar Zaghawa y a una clínica en Kaguro.

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