En un año signado por la pandemia de COVID-19 y por conflictos olvidados que afectan a personas vulnerables en todo el mundo, también tuvimos buenas noticias que nos alegra repasar.
En un año marcado por la pandemia de COVID-19, continuamos brindando asistencia médico-humanitaria a las poblaciones más vulnerables víctimas de conflictos, violencia extrema, y desplazamientos forzados. Estas son algunas de nuestras fotografías más representativas del 2020.
Nos hemos desplegado en 12 zonas de Tombuctú para proteger a los más pequeños, incluyendo zonas urbanas y también zonas remotas solo accesibles con canoas. “Hay personas que viven lejos, y con el agua es muy difícil venir. Pero, a pesar de eso, hoy trajeron a sus hijos a vacunar”, dice una de las madres.
En Pibor, el sarampión está fuera de control y amenaza a niños y niñas. Además, las inundaciones están causando estragos. En dos meses tratamos a 250 niñas y niños, pero ya han muerto dos y nos preocupa que sean muchos más.
El COVID-19 se ha convertido en la mayor amenaza para la salud infantil a la que nos hemos enfrentado. Aunque los niños y niñas tienen menos riesgo de contraerlo, los ha dejado sin la posibilidad de protegerse de otras enfermedades mortales.
Estamos profundamente preocupados por su impacto: han desplazado a la población y empeorado lo que ya era una gran emergencia humanitaria. Se necesita más ayuda para prevenir un mayor desastre.
Con la ayuda de Médicos Sin Fronteras, esta niña de República Centro Africana logró combatir el sarampión. En esta nota, nuestra doctora Anna-Clara Ivarsson cuenta su historia.
Cerramos nuestro proyecto en Tawila después de 13 años ofreciendo atención médica a la población, en uno de los puntos más violentos del conflicto de Darfur. Esta localidad del estado de Darfur Norte sufrió ataques a principios de la década de 2000 que obligaron a su población a huir.