Decenas de miles de personas tienen nuevamente acceso a la atención médica básica, luego de que la organización se viese obligada por las autoridades a suspender actividades en febrero pasado.
A veces, sólo deseamos morirnos. No podemos desplazarnos, no podemos irnos, no podemos pescar. Queremos, aunque sea, solo pescar, dice un hombre del municipio de Myebon, estado de Rakhine, Myanmar.
Ocho meses después de que estallaran enfrentamientos mortales entre comunidades en el estado de Rakhine, Myanmar, decenas de miles de personas siguen sin poder acceder a atención médica urgente.
Los equipos sanitarios de Médicos Sin Fronteras (MSF), que están intentando llegar a las comunidades afectadas por la violencia en el estado de Rakhine, se enfrentan a un constante antagonismo generado por profundas divisiones étnicas.
Según un informe publicado por Médicos Sin Fronteras (MSF), esta necesidad es acuciante: 85.000 personas con VIH que necesitan terapia antirretroviral para seguir con vida no tienen acceso a la misma. De igual modo, de las 9.300 personas que contraen cada año tuberculosis multirresistente a los medicamentos, poco más de 300 reciben tratamiento.