Fondo Mundial: la fijación de precios perjudicaría a los países de renta media

De cara a la cuarta Ronda de Reposición de Fondos esta semana en Washington, el Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida, la Malaria y la Tuberculosis ha propuesto un nuevo mecanismo de fijación de precios de los medicamentos que, en caso de confirmarse, obstaculizaría el acceso de los pacientes de los países de […]

De cara a la cuarta Ronda de Reposición de Fondos esta semana en Washington, el Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida, la Malaria y la Tuberculosis ha propuesto un nuevo mecanismo de fijación de precios de los medicamentos que, en caso de confirmarse, obstaculizaría el acceso de los pacientes de los países de renta media a los tratamientos más baratos contra enfermedades como el VIH o la TB.

“Países de renta media como Ucrania, Honduras o Tailandia ya están pagando sumas desorbitadas por medicamentos y vacunas debido a las políticas de fijación de precios que aplica la industria farmacéutica”, señala Rohit Malpani, director de Políticas y Análisis de la Campaña de Acceso a medicamentos esenciales de Médicos Sin Fronteras (MSF). “No olvidemos que la mayoría de los pobres del mundo viven en los países etiquetados como ‘de renta media’, países que a menudo se enfrentan a altas cargas de enfermedades como el VIH y la TB. Resulta muy preocupante que el Fondo Mundial esté considerando presionar a estos países para cerrar acuerdos que les obliguen a pagar precios más elevados”.

En su informe a la Junta Directiva con vistas a la Ronda de Washington, el nuevo director ejecutivo del Fondo Mundial, Mark Dybul, anunció la creación de un grupo de trabajo para “desarrollar un marco de múltiples rangos de precios y ‘royalties’ para productos de salud”. Esta idea consolidaría la fijación de precios para medicamentos y vacunas, y seguramente sería adoptada por otras agencias de salud global como la Alianza Global para la Vacunación y la Inmunización (GAVI, por sus siglas en inglés).

La práctica de ‘precios diferenciados’ consiste en vender medicamentos a precios diferentes según el nivel socioeconómico del país, y permite a las compañías farmacéuticas maximizar sus beneficios, ya que los precios se fijan según el máximo que un país puede pagar. Las emergentes clases medias de estos países están en el punto de mira de la industria farmacéutica, y los países de rentas medias acaban pagando a menudo precios excesivamente caros. Incluso los países pobres pueden salir perdiendo, ya que el precio diferenciado no refleja el precio potencialmente más bajo de los medicamentos, y actúa contra la competencia de los genéricos, que suele ofrecer un precio más reducido y sostenible a largo plazo.

El caso de los antirretrovirales es muy claro. La competencia de los genéricos ha conseguido abaratar los medicamentos de primera línea en un 99%, desde los 10.000 dólares por paciente y año que costaba un tratamiento hace 10 años hasta los 120 que cuesta en la actualidad. Sin embargo, debido a los precios diferenciados, un tratamiento de segunda línea como el lopinavir/ritonavir cuesta 740 dólares por persona/año en un país de renta media, un 60% más caro que en los países de rentas bajas. El precio más elevado es insostenible para países con gran número de personas pobres con VIH, como Brasil.

“En el pasado, el Fondo Mundial ha utilizado su talonario para bajar los precios, lo cual ha tenido mucho éxito y ha permitido que más personas reciban tratamiento con medicamentos genéricos de calidad a un precio asequible”, explica Malpani. “Esta nueva política supone un giro de 180 grados. El Fondo Mundial no debería hacerle el juego a las compañías farmacéuticas, introduciendo una estrategia que no va a suponer el mejor uso del dinero de los donantes”.

La bedaquilina también ofrece un ejemplo ilustrador. Se trata del primer medicamento nuevo para tratar la tuberculosis resistente a los medicamentos (DR-TB) que sale al mercado en 50 años, y podría suponer un gran impulso al tratamiento de esta enfermedad en el mundo. Sin embargo, la farmacéutica Janssen le ha puesto un precio inasequible en los países de renta media: 3.000 dólares por un tratamiento de seis meses, mientras que los países de renta baja pagarán 900.

“El Fondo Mundial debe reconsiderar su apoyo a los mecanismos de precio diferenciado, porque las personas que viven con VIH y TB no pueden pagar precios ‘premium’ por los medicamentos que necesitan para sobrevivir”, apunta Sharonnan Lynch, Asesora sobre VIH/sida y Tuberculosis de la Campaña de Acceso de MSF. “Hay que actuar para mejorar el acceso a medicamentos para los países de rentas medias, pero el enfoque que propone el Fondo Mundial no es la respuesta y sólo empeorará la situación”.

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