Emergencia nutricional en el suroeste de la Republica Centroafricana

La crisis económica ha sido la gota que ha colmado el vaso de una población ya muy vulnerable. La enfermera argentina Clara Delacre, que está coordinando uno de los centros nutricionales de MSF en la zona, explica más sobre esta situación. Médicos Sin Fronteras (MSF) está respondiendo actualmente a una emergencia nutricional en el suroeste […]

La crisis económica ha sido la gota que ha colmado el vaso de una población ya muy vulnerable. La enfermera argentina Clara Delacre, que está coordinando uno de los centros nutricionales de MSF en la zona, explica más sobre esta situación.

Médicos Sin Fronteras (MSF) está respondiendo actualmente a una emergencia nutricional en el suroeste de la República Centroafricana. Alertados por las autoridades locales, los equipos de MSF han abierto en el espacio de un mes cuatro centros nutricionales en las localidades de Carnot, Boda, Nola y Gandoula y puesto en marcha varios programas de tratamiento ambulatorio. Las primeras evaluaciones han puesto de manifiesto unas tasas de desnutrición severa de hasta el 7% en algunas zonas, muy por encima del umbral de emergencia. La crisis en el sector de las minas, del que dependen muchos habitantes de la región, ha sido la gota que ha colmado el vaso de una población ya de por sí muy vulnerable.

En apenas un mes y medio más de 1.300 niños, la mayoría sufriendo desnutrición severa, han sido admitidos en los programas de MSF. Un gran número presentaban además complicaciones médicas y tuvieron que ser hospitalizados. “Es difícil encontrar entre los pacientes a un niño que esté solamente desnutrido, pues todos tienen alguna enfermedad más que complica sobremanera su delicado estado”, explica la enfermera argentina Clara Delacre, coordinadora de MSF en Nola. Un porcentaje muy alto de pacientes llega con graves enfermedades respiratorias y muchos otros tienen malaria o diarreas, tuberculosis, SIDA o neumonía.

“Varios elementos pueden explicar esta situación, uno de ellos es la crisis que atraviesa el sector de los diamantes, el principal sustento de gran parte de la población de la zona.”, explica Delacre. La crisis ha dejado a muchos hombres que trabajaban en las minas sin trabajo y sin ingresos. Además, muchos de los comercios de compra-venta de diamantes y oro han tenido que cerrar en los últimos meses. La crisis económica, sin embargo, sólo es un factor coyuntural que se ha sumado a las dificultades crónicas de la región: una dieta muy pobre basada en la mandioca, la falta de acceso a la salud de gran parte de la población y el hecho de encontranos en plena estación de lluvias, lo que aumenta el riesgo de padecer malarias u otras enfermedades.

En la región, la dieta común se basa casi exclusivamente en la mandioca. Otros productos básicos como la carne se han convertido en algo tan difícil de encontrar como los diamantes. Según cuentan los habitantes de la zona, el problema empezó cuando grupos de bandidos comenzaron a amenazar a los ganaderos. Estos huyeron hacia Camerún y a día de hoy no han vuelto. Además, otro factor desencadenante de la crisis es la falta de acceso a la salud. Los servicios médicos y las medicinas son de pago, lo que en la práctica los deja fuera del alcance de la mayoría. Un problema que se ha visto agravado con la reciente caída de ingresos de muchas familias.

“MSF ha venido aquí para responder a la emergencia tratando a los casos más severos. La crisis de los diamantes ha sido el detonante que ha llevado a esta situación, pero hay problemas de fondo que requerirán una respuesta más amplia”, comenta Delacre.

MSF trabaja en RCA desde 1997. En la actualidad, la organización lleva proyectos de asistencia a poblaciones afectadas por la violencia en todo el noroeste, en Kabo, Batangafo, Boguila, Markounda, Paoua y Bocamanga.

Mirá un video sobre la emergencia nutricional con una entrevista a la enfermera argentina Clara Delacre aquí.

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