COP30: pedimos medidas concretas ante el impacto del cambio climático en la salud de poblaciones vulnerables

Graves inundaciones en el estado de Rio Grande do Sul

El impacto de la crisis climática se siente con mayor intensidad en las poblaciones en situación de vulnerabilidad, cuyas voces deben ser escuchadas durante la próxima conferencia de la ONU en Brasil.

La COP30, que se celebrará del 10 al 21 de noviembre en Belém (Brasil), ofrece una oportunidad crucial para concienciar a la población mundial sobre las consecuencias del cambio climático para la salud y promover estrategias eficaces de adaptación y resiliencia ante los retos relacionados con el clima.

Aunque los efectos de la emergencia climática sobre la salud son cada vez más evidentes, los debates sobre salud han quedado históricamente relegados a un segundo plano en las conferencias de alto nivel de la ONU sobre el clima.

Millones de personas en todo el mundo ya se enfrentan a graves efectos de la emergencia climática sobre la salud, pero la carga más pesada recae sobre las poblaciones en riesgo. Desde MSF ayudamos a las comunidades que sufren de primera mano las consecuencias de la crisis climática sobre su salud.

«Vemos el impacto todos los días en los diferentes lugares donde trabajamos, y las personas que viven en situaciones de vulnerabilidad son las más afectadas, precisamente aquellas que menos contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero. Estas comunidades están pagando con sus vidas y su salud una crisis que no han creado»

Dra. María Guevara, secretaria médica de MSF.

Somos testigos directos del costo humano de la emergencia climática

Alertamos en la COP30 sobre el vínculo entre cambio climático y salud, y pedimos medidas urgentes para proteger a poblaciones vulnerables.
Hay indicios de erosión a lo largo de la costa de la isla capital de Kiribati, Tarawa Sur. La gestión de residuos es un reto, ya que la gente tira basura y deja coches y electrodomésticos oxidándose en las playas.

La realidad que observan nuestros equipos es que los fenómenos meteorológicos extremos repetidos y superpuestos, como inundaciones, sequías y tormentas, están aumentando a un ritmo vertiginoso en muchas zonas. Las comunidades se ven afectadas de nuevo antes de tener tiempo o capacidad para recuperarse del desastre anterior.

Estos fenómenos intensifican los riesgos físicos y dañan las infraestructuras. Además, erosionan la resiliencia psicológica y emocional, causando traumas complejos. Esto sucede no solo por el impacto inmediato, sino también por la separación familiar, la inseguridad alimentaria y el desplazamiento.

El caso de Brasil: inundaciones y consecuencias graves para las poblaciones vulnerables

La coordinadora del proyecto, Alessandra Luz, evalúa la situación de las personas afectadas en Rio Grande do Sul. Las lluvias torrenciales inundaron ciudades enteras y dejaron a cientos de miles de personas sin hogar en la región.

Durante 2023 y 2024, en Rio Grande do Sul, Brasil, la población sufrió una serie de lluvias torrenciales, inundaciones y deslizamientos de tierra. Estas causaron cientos de muertes y dejaron a cientos de miles de personas desplazadas.

Como respuesta, nos centramos en apoyar a las poblaciones vulnerables con clínicas móviles, asistencia médica y apoyo en salud mental en los refugios. Además, formamos a profesionales locales en primeros auxilios psicológicos.

Los más afectados suelen ser aquellos que ya carecen de acceso a la atención sanitaria básica. También incluye a quienes están directamente excluidos de ella, entre ellos están las personas que viven en zonas afectadas por conflictos y las familias desplazadas. Las poblaciones rurales, las personas que viven en la pobreza y las comunidades indígenas también enfrentan estas barreras de acceso.

La emergencia climática exacerba las desigualdades sanitarias y sociales existentes, agravando las vulnerabilidades preexistentes.

Respuesta a fenómenos meteorológicos extremos

Alertamos en la COP30 sobre el vínculo entre cambio climático y salud, y pedimos medidas urgentes para proteger a poblaciones vulnerables.
Un equipo de MSF coloca en un bote algunos suministros que deben trasladarse a un centro de salud remoto en Nosy Varika. Las deficientes infraestructuras y las fuertes lluvias dificultan el acceso a la atención médica de las personas que viven en comunidades remotas de Madagascar. Los equipos de MSF viajan en bote, avión, motocicleta o a pie para llegar a los centros de salud de las zonas remotas.

Algunos de nuestros otros proyectos responden a fenómenos meteorológicos extremos, como ciclones e inundaciones extremas. Estos se han vuelto más frecuentes e intensos, concretamente los que tuvieron lugar el año pasado en Mozambique y este año en Madagascar.

Los patrones de precipitaciones son menos regulares, lo que facilita la propagación de enfermedades transmitidas por mosquitos, como la malaria y el dengue. Estas y otras enfermedades pueden volverse más letales si se combinan con la desnutrición, como vimos el año pasado en el norte de Nigeria.

Las sequías pueden ser más prolongadas, lo que limita el acceso al agua. Este es el caso de Mozambique, donde las olas de calor son cada vez más frecuentes.

En Zimbabue, la sequía provocó malas cosechas, lo que en los últimos años llevó a los agricultores a dedicarse a la minería informal. El acceso al agua potable se convirtió en un problema importante para los mineros. En este caso intervenimos para localizar las fuentes de agua contaminadas y empezar a aplicar soluciones.

El impacto de la crisis climática se agrava para las personas que viven en entornos vulnerables

Haití Cité l’Eternel: parte del barrio de Cité l’Eternel está inundado debido a la obstrucción de los canales causada por una mala gestión de los residuos. El cólera se propaga rápidamente en zonas con un tratamiento inadecuado de las aguas residuales y sin acceso a agua limpia.

Las consecuencias de la crisis climática son claramente más graves para las personas que viven en entornos vulnerables al clima. Y para algunas poblaciones, incluso la recomendación de mantenerse hidratadas puede ser imposible de seguir debido a la falta de una fuente de agua potable segura.

Una inundación en una ciudad puede causar daños. Lo que es peor, una inundación en una zona con un sistema de alcantarillado precario puede propagar enfermedades como el cólera y la diarrea. Este es el caso de Haití.

«Es importante comprender que muchos de estos impactos son acumulativos y recaen sobre comunidades que, por lo general, cuentan con recursos limitados para reaccionar de manera eficaz. MSF está trabajando para adaptar sus operaciones con el fin de que la respuesta a los problemas causados por la crisis climática sea más eficaz. Necesitamos más sistemas de detección temprana que tengan en cuenta no solo los patrones climáticos, sino también los epidemiológicos, para comprender mejor esta interrelación y reaccionar de manera más rápida y eficaz».

Dra. María Guevara, secretaria médica de MSF.

COP30: De los compromisos a la acción

A unos 12 kilómetros de Mbawa, unas 8,000 personas viven en un campamento improvisado en una zona llamada Ortese. Han sido desplazadas por una nueva ola de violencia que comenzó en la zona en abril de 2021. La mitad de estas personas se hacinan en un pequeño edificio escolar. Otras duermen al aire libre, en tiendas improvisadas hechas con mosquiteros que no protegen del sol ni de la lluvia.

La COP30 necesita que los países presenten objetivos climáticos más ambiciosos. Hasta ahora, el incumplimiento de los compromisos para reducir las emisiones ha dado lugar a un calentamiento global continuo. Si el cambio climático se acelera sin cesar, las condiciones de vida de algunas personas en el mundo se volverán aún más inaceptables.

Además de objetivos climáticos más ambiciosos, es urgente actuar.

«Los países y las comunidades más afectados no están recibiendo el apoyo que necesitan, que es un apoyo financiero y técnico concreto que pueda traducirse en mejoras reales en la salud de las personas y en los sistemas de salud sobre el terreno»

Dra. María Guevara, secretaria médica de MSF.
Alertamos en la COP30 sobre el vínculo entre cambio climático y salud, y pedimos medidas urgentes para proteger a poblaciones vulnerables.
A finales de octubre de 2022, Chad sufrió una de las peores inundaciones de su historia, que afectó a un millón de personas en todo el país, destruyó cientos de viviendas y causó daños importantes en las tierras de cultivo y los medios de subsistencia.

Desde MSF abogamos por integrar una perspectiva sanitaria y humanitaria más sólida en la agenda de la conferencia. También impulsamos la movilización de acciones concretas para salvaguardar la salud de las comunidades más expuestas. Esto es especialmente urgente para aquellas que viven en situaciones de vulnerabilidad.

Otro punto importante es garantizar un amplio acceso a las estrategias de adaptación al clima. Esto es clave para no perpetuar mecanismos que aumentan las desigualdades. Sin acceso equitativo, se siguen privilegiando a los países más ricos.

Esto supone un reto especial si se tiene en cuenta que la financiación para la adaptación es claramente insuficiente para cubrir las necesidades, lo que aumenta la brecha de desigualdad.

A pesar del difícil panorama, un aspecto prometedor de la conferencia de Belém es el papel más destacado que se espera que desempeñen las poblaciones locales e indígenas en la elaboración y aplicación de soluciones, lo que renueva la esperanza de que la implementación, tan postergada, pueda finalmente avanzar donde más importa.

«Nuestra experiencia demuestra que un enfoque de arriba abajo no solo sería ineficaz, sino que, de hecho, sería imprudente no aplicar los conocimientos de las comunidades tradicionales para ayudarnos a abordar un reto tan complejo como la emergencia climática. Esperamos que el papel destacado que se espera que desempeñen los movimientos de base en la COP30 pueda marcar una diferencia positiva. Si nuestros esfuerzos pasan por alto los conocimientos locales e indígenas, corremos el riesgo de ignorar las necesidades reales y agravar las desigualdades existentes»

Renata Reis, directora ejecutiva de MSF Brasil.
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