Cinco claves para entender por qué un nuevo campo de recepción no resolverá la crisis de los solicitantes de asilo en Grecia

MSF

Una semana después del incendio que causó el desplazamiento de más de 12.000 personas, un nuevo campo de recepción se está levantando en la isla griega de Moria. Tras más de cinco años brindando atención en salud primaria y salud mental a migrantes y solicitantes de asilo, sabemos que esta decisión solo llevará a la repetición del desastre y el sufrimiento de miles de seres humanos.

El miércoles 9 de septiembre de 2020 explotó una bomba de tiempo que advertimos hace mucho tiempo. El campo de refugiados de Moria (Lesbos, Grecia) se quemó hasta los cimientos tras varios incendios que comenzaron la noche del 8 de septiembre. Unos 12.000 hombres, mujeres y niños tuvieron que ser evacuados sin un lugar alternativo donde quedarse. Desde entonces, la situación ha seguido siendo tensa, con hombres, mujeres, ancianos, recién nacidos, enfermos y niños pequeños obligados a dormir en las calles sin acceso básico a alimentos, agua, atención médica, refugio.

Desde el 10 de septiembre, la isla ha sido declarada en estado de emergencia por una duración inicial de cuatro meses.  Después de trasladar a 400 menores no acompañados hacia el continente, el gobierno griego ha dejado claro que nadie más abandonará la isla. Las soluciones temporales anunciadas inicialmente no se han aplicado, pero las autoridades griegas están creando un nuevo campamento temporal en la isla junto al mar. No podemos decir si el nuevo campamento en construcción tendrá la capacidad de albergar a 12.000 personas y si podrá garantizar condiciones de seguridad adecuadas para prevenir el riesgo (entre otros) de la propagación de COVID-19. Una de las pocas certezas que tenemos es que un nuevo campamento no resolverá los problemas estructurales que han estado en juego durante años en las islas griegas. Estas son nuestras cinco razones.

  1. Las restricciones geográficas decididas en el Acuerdo entre la Unión Europea (UE) y Turquía sobre migrantes, las condiciones de recepción inhumanas, los procedimientos de asilo injustos y siempre cambiantes sólo conducen a un desastre cíclico y a un sufrimiento inconmensurable. Año tras año, se han hecho varias declaraciones de que la situación mejorará, pero sobre el terreno sólo se ve más miseria, más sufrimiento humano, una rutina de humillación, xenofobia y violencia. Continuar con este modelo significa perseverar en un mecanismo deliberado de violencia intencional, con pleno conocimiento de su costo humano.
  2. Durante los últimos cinco años, los equipos de MSF en las islas griegas han tratado las consecuencias de una política que empujó a miles de hombres, mujeres y niños en busca de seguridad más allá de sus límites y al deterioro de su salud física y mental. Entre ellos, miles de niños, cientos de víctimas de la tortura y la violencia, que una vez en Moria y en otros lugares fueron revictimizados hasta un punto que los médicos de MSF han descrito repetidamente como una emergencia de salud mental.
  3. A pesar de la naturaleza políticamente orquestada de esta crisis, las causas fundamentales de este desastre nunca han sido cuestionadas por las autoridades europeas y no se ha hecho nada para revisar completamente un sistema podrido hasta la médula. Las personas en busca de seguridad emprenden viajes peligrosos, sólo para encontrarse en campamentos donde las condiciones de vida han seguido deteriorándose en lugar de mejorar. La pandemia ha añadido una capa adicional de complejidad y las autoridades no han puesto en marcha ningún plan adecuado para proteger a la población de manera humana y digna. En su lugar, un plan de cuarentena masiva ha empujado a una escalada de tensión que pone en riesgo la salud y la seguridad de la población. Incluso los servicios de salud de los campamentos han seguido dependiendo en su mayoría de voluntarios que trabajan bajo alta presión con medios casi nulos y en un ambiente de creciente criminalización.
  4. La obstinación de las autoridades griegas y de la UE en mantener a los solicitantes de asilo en las islas a cualquier precio es irresponsable y tiene consecuencias nefastas. Además, el argumento de algunos dirigentes europeos de que si se trasladan personas de las islas, se repetirán los flujos de 2015, es peligroso y totalmente engañoso. La situación actual no es comparable a la de 2015, las llegadas a Grecia nunca han sido tan limitadas. No hay literalmente ninguna prueba de que la llegada de unos pocos miles de personas, principalmente familias, constituya un «factor de atracción» para que más personas lo sigan. La presión migratoria en la isla griega debería ser perfectamente manejable a nivel europeo y el traslado de unos pocos cientos de menores no acompañados a un número limitado de países europeos no es suficiente.
  5. MSF pide a las autoridades griegas y de la UE que detengan sus esfuerzos para reconstruir un nuevo sistema de contención en Lesbos y que rompan de una vez por todas el ciclo de sufrimiento en las islas de Lesbos. Los Estados europeos deberían aprovechar el desastre de Moria como una oportunidad para un verdadero cambio en las políticas migratorias europeas y comenzar por la evacuación de todas las personas en Lesbos y las demás islas griegas, y por proporcionar mecanismos de reubicación eficaces y regulares para garantizar un alojamiento seguro y digno en el continente y en otros países europeos. Seguiremos exigiendo la creación de vías seguras y legales para quienes buscan un lugar seguro para vivir y un futuro mejor para ellos y sus familias. Las soluciones decentes son posibles. Ya es suficiente.

 

 

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