MSF expandió sus actividades para afrontar los retos del COVID-19 y ayudar a las comunidades atrapadas en enfrentamientos entre grupos armados que compiten por el territorio.
En el departamento de Nariño, nuestro equipo de respuesta a emergencias amplió su apoyo a los hospitales de la ciudad portuaria de Tumaco, con atención directa a pacientes con síntomas, capacitaciones en prevención y control de infecciones, definición de flujos para personal y pacientes, y donaciones. También desplegamos equipos móviles para trabajar en comunidades rurales que han quedado aisladas de los servicios médicos debido a la presencia constante de grupos armados. Incluso en la ciudad, nuestros equipos experimentaron constantes amenazas de seguridad, por ejemplo, tiroteos entre bandas rivales (que restringieron nuestras actividades externas) e incursiones armadas en un hospital (que interrumpieron la atención a pacientes con COVID-19 en estado crítico en la uci).
En las zonas fronterizas de Norte de Santander, Arauca y La Guajira, nuestros equipos continuaron brindando atención médica general y salud mental a la comunidad migrante venezolana. Nuestras actividades en La Guajira terminaron en agosto y las de Arauca fueron traspasadas a la ONG Première Urgence Internationale, como parte de la estrategia de MSF para ayudar a otras organizaciones a establecerse en las zonas de conflicto del país.
También cerramos nuestro programa de salud mental en Buenaventura (Valle del Cauca), donde, desde 2015, veníamos brindando apoyo psicológico a víctimas de la violencia. El innovador teléfono de ayuda y las actividades psicosociales del proyecto se traspasaron con éxito a las autoridades sanitarias locales.
En junio, como parte de nuestra respuesta al COVID-19, se formó un equipo móvil para apoyar a los pequeños hospitales en Atlántico, un departamento costero que era el epicentro del brote en ese momento. El apoyo incluyó capacitación en prevención y control de infecciones y salud mental para el personal.
Hacia finales de año, organizamos una respuesta de emergencia al huracán de categoría 5 que arrasó Providencia, una pequeña isla caribeña a cientos de kilómetros de la costa. A pesar de los enormes retos logísticos, rápidamente desplegamos un equipo para brindar apoyo médico y de salud mental a la traumatizada comunidad de la isla.