Yemen: historias desde el hospital que gestiona Médicos Sin Fronteras en Jamer

Refugiados internos de Sa'dah alojados en una escuela en Jamer, Yemen © MSF

Médicos Sin Fronteras gestiona el hospital de Al Salam al norte de la capital de Yemen, uno de los dos hospitales de toda la provincia, que solía recibir a pacientes de zonas remotas.

Con las carencias actuales de combustible a la gente le cuesta más moverse, y muchos pacientes llegan tarde o sencillamente no llegan al hospital de Al Salam en la ciudad de Jamer, en la provincia de Amran de Yemen, al norte de la capital, Sana’a. La escasez de combustible también está teniendo un impacto en la disponibilidad de agua potable.

Jamer también ha sido testigo recientemente de una afluencia de desplazados internos, en particular los que escapan de los ataques aéreos en Sa’dah, y algunas casas hospedan a numerosas familias de desplazados internos, mientras que otros encuentran refugio en las escuelas. Más de 1.000 familias de desplazados internos ya han llegado a Jamer.

MSF está ampliando su apoyo en Jamer proporcionando clínicas móviles para los desplazados internos, así como agua limpia y artículos no alimentarios, tales como kits de higiene y utensilios de cocina.

 

 

Abdulla Husain Sha'ra de Sa'dah © MSFAbdulla Husain Sha’ra de Sa’dah

Hace aproximadamente un mes me fui de Sa’dah con mi familia. Los ataques aéreos golpearon lugares que estaban tan solo a unos 20 o 30 metros de nuestra casa. Cuando salimos de Sa’dah solo llevábamos nuestra ropa y algunas cosas importantes. Vinimos aquí sin muebles. Hubo algunas buenas personas que nos dieron colchones y mantas. Jamer es una ciudad tranquila, pero vivimos en condiciones difíciles. Somos cinco familias que viven en la misma casa. Cada familia vive en una habitación. El agua es muy cara porque los camiones de agua no se mueven debido a la escasez de combustible.

Solía ganarme la vida trabajando en una moto, pero sin combustible no podía mover mi fuente de ingresos de Sa’dah a Jamer. Quiero volver a mi casa en Sa’dah, pero no puedo porque aún hay ataques aéreos y es mi responsabilidad mantener a mi familia en un lugar seguro.

 

Sameer Yahya de Sa’dahSameer Yahya de Sa'dah © MSF

Mi hermano iba en moto cuando hubo un ataque aéreo sobre el mercado de Sa’dah. Resultó herido por la metralla, pero sobrevivió. Después de fuertes ataques aéreos a pocos metros de mi casa, decidí dejar Sa’dah para salvar a mi familia. Ahora llevo en Jamer casi un mes.

En 2008 yo registraba a los desplazados internos en Sa’dah. Ahora yo mismo soy un desplazado interno aquí en Jamer. La vida de un desplazado interno no es fácil, especialmente cuando el lugar al que escapas no tiene servicios básicos como agua y saneamiento.

 

Mujali Al-Hujeri, médico asistente, hospital de Al Salam © MSFMujali Al-Hujeri, médico asistente, hospital de Al Salam

El miedo puede hacer que la gente acepte vivir en condiciones que no aceptarían en su vida normal. Había muchas casas de la ciudad que estaban desocupadas, ya que no tenían servicios básicos. Sin embargo, ahora todas las casas de Jamer están ocupadas por los desplazados internos. Muchas de estas casas no tienen sistemas de electricidad, saneamiento ni agua. Y algunas familias, que no podían encontrar casa, comparten la casa con otros. Algunas casas se comparten entre cuatro o cinco familias de desplazados internos, ya que no hay más espacio, y los desplazados internos recién llegados se quedan en las escuelas.

Ameera Yahya, supervisora de matronas © MSFAmeera Yahya, supervisora de matronas

Hemos recibido principalmente a mujeres de la ciudad de Jamer o lugares cercanos. Los embarazos más complicados que solíamos recibir eran de distritos lejanos donde las mujeres no gozan de buena salud debido a la mala nutrición. No recibimos muchos de estos casos hoy en día, ya que no pueden pagar los altos precios de los transportes. Estas mujeres y sus familias son los más pobres de la zona. Y lo que es más importante, no tienen otros centros de salud a su alrededor. Muchas mujeres dan a luz en casa con asistentes no cualificados, lo cual supone un peligro si tienen complicaciones o si necesitan una cesárea. Algunas de las mujeres que consiguen llegar al hospital llegan muy tarde y pierden a los bebés.

 

Salem Saleh © MSFSalem Saleh, farmacéutico de MSF

Jamer no tiene un gran suministro de agua limpia. Solo hay dos pozos y el agua de esos dos pozos no es potable. Así que la gente tiene que comprar agua de los camiones que traen agua limpia para Khamer. Ahora, con la escasez de combustible, los camiones de agua solo pueden proporcionar agua a la ciudad a precios muy caros. El precio de un camión de agua solía ser 4.000 YR (16 euros), y ahora es el doble y a veces el triple.

Debido a la escasez de combustible, los precios de los alimentos han aumentado también. Estamos viviendo una crisis y no sabemos cuándo terminará.

 

Najeeba Ali Humaid © MSFNajeeba Ali Humaid

Najeeba es un niño de un año de edad que sufre desnutrición aguda. Su madre dijo que no podía pagar el alto precio de transporte desde el valle de Osman donde viven hasta el hospital de Al Salam en Jamer. El padre de Najeeba no estaba en casa, y el bebé estaba muy enfermo, por lo que fue al hospital en Jamer a pie con su bebé durante seis horas.

Estas son las palabras del doctor Emmanuel Berbain, Gerente de Actividades Médicas de MSF: «Por desgracia, el bebé sufría desnutrición aguda; llegó al hospital muy tarde con gastroenteritis aguda que se convirtió en un fallo multiorgánico. Pero está mejorando».

 

 

 

Ali Alian, personal de vestuario, hospital de Al Salam © MSFAli Alian, personal de vestuario, hospital de Al Salam

Solo los que viven en Jamer o en los distritos cercanos consiguen llegar al hospital. Otros que vienen de lugares lejanos tienen que pagar mucho dinero porque las tarifas del transporte han aumentado debido a la escasez de combustible. Algunos desplazados internos llegan a Jamer a pie y otros simplemente no vienen, ya que no pueden pagar las tarifas.

 

 

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