Tuberculosis: ¿una batalla perdida?

París, Madrid, Barcelona. 22 de Marzo de 2007. – La organización médico humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) ha publicado hoy unas estadísticas que muestran que incluso en las más optimas condiciones, el tratamiento de la tuberculosis (TB) será efectivo en apenas la mitad de las personas que padecen tuberculosis multirresistente (MDR-TB por sus siglas […]

París, Madrid, Barcelona. 22 de Marzo de 2007. – La organización médico humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) ha publicado hoy unas estadísticas que muestran que incluso en las más optimas condiciones, el tratamiento de la tuberculosis
(TB) será efectivo en apenas la mitad de las personas que padecen tuberculosis multirresistente (MDR-TB por sus siglas en inglés). Como la insuficiente investigación y desarrollo de nuevos medicamentos y diagnósticos ha dejado al personal sanitario sin las herramientas adecuadas para tratar la enfermedad, algunos pacientes desarrollarán la TB extremadamente resistente (conocida como XDR-TB) independientemente de la calidad de la atención que reciban. La situación es especialmente alarmante cuando se trata a personas coinfectadas con TB y VIH.
“Cuando aparecen resistencias a los principales medicamentos para la TB, nos vemos obligados a recurrir a fármacos más antiguos y menos efectivos”, explica la Dra. Jessica
Adam, que gestiona el programa de MSF en Uzbekistán. “Esto significa cursos de tratamiento mucho más largos y caros que pueden costar hasta 15.000 dólares, y especialmente tener que depender de medicamentos que son tóxicos: los efectos secundarios son simplemente horribles”.
Desde 1999, MSF ha invertido recursos considerables y rigurosos esfuerzos para tratar a
570 pacientes con MDR-TB en Armenia, Abjasia, Georgia, Camboya, Kenia, Tailandia,
Uganda, y Uzbekistán. A pesar de estos esfuerzos, únicamente un 55% de estos pacientes completaron el curso de tratamiento de 18 a 24 meses. El 45% restante murió, no mejoró con el tratamiento o lo abandonó debido a los efectos secundarios, el aislamiento, y otras dificultades relativas a la tolerancia del tratamiento.
Diagnosticar la MDR-TB es también muy difícil. La mayoría de contextos con recursos limitados carecen de acceso al sofisticado equipamiento que se necesita. Pero incluso en el mejor de los contextos, los resultados pueden llegar a tardar hasta ocho semanas. En pacientes coinfectados con VIH que ya están enfermos, estos retrasos pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte.
“En lugares donde vemos muchos pacientes con VIH/sida, el riesgo de que la MDR-TB se propague como el fuego, aunque aterrador, es bastante probable”, declara la Dra. Liesbet
Ohler del programa de MSF en Mathare, un arrabal de Nairobi. “Tratar la MDR-TB y el VIH simultáneamente es increíblemente frustrante por el potencial de efectos secundarios, sin contar con la cantidad de píldoras que los pacientes tienen que tomar cada día. Con las herramientas de las que disponemos hoy, estamos librando una batalla perdida”.

La epidemia de XDR-TB del año pasado en Suráfrica despertó la preocupación a escala mundial acerca del alcance de la crisis y la urgencia de encontrar soluciones. Ahora, ha llegado el momento de emprender acciones concretas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) necesita hacerse con el liderazgo en lo que respecta al desarrollo de nuevas estrategias contra esta enfermedad. A pesar de la urgencia de la situación, los esfuerzos actuales en el campo de la investigación no se ajustan a la necesidad de encontrar mejores pruebas, medicamentos y vacunas. Un análisis realizado por MSF de la investigación en el campo de la TB y la cadena de desarrollo encontró que ninguno de los compuestos en fase de desarrollo hoy podrá dar el tratamiento más corto que se necesita para frenar la enfermedad. De la misma forma, en los contextos con recursos limitados no bastará con el uso del diagnóstico en fase de desarrollo que además tampoco servirá para detectar la enfermedad de forma fiable. Existe un crítico vacío en materia de financiación de investigación y desarrollo en el campo de la TB: de los 900 millones de dólares que se juzgan necesarios anualmente, únicamente se invierten 206 millones.
“La MDR-TB y ahora la XDR-TB constituyen la punta del iceberg del fracaso de las estrategias para frenar la TB. Necesitamos desesperadamente nuevas herramientas y las necesitamos ahora, no podemos limitarnos a esperar sentados”, afirma el Dr. Tido von
Schoen-Angerer, director de la Campaña para el Acceso a Medicamentos Esenciales de
MSF. “No existe una solución mágica, pero esto no es una excusa para no actuar. Un paso importante es que todos los medicamentos para la TB en fase de desarrollo se prueben en pacientes con MDR-TB: esto sería una forma más rápida de ver si los nuevos compuestos son eficaces para pacientes con TB regular y dar a los que padecen la forma MDR la oportunidad de un tratamiento mejor. Por ahora, únicamente una sola compañía farmacéutica ha anunciado que pretende realizar pruebas con pacientes con MDR-TB mientras que las demás se limitan a mirar los toros desde la barrera. La OMS debería asegurar que se efectúan este tipo de pruebas”.

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