Desde enero de 2017, han llegado a Uganda más de 230.000 sudaneses del Sur, huyendo de la escalada de violencia generada por varios grupos armados de la región ecuatorial, y todos necesitan ayuda humanitaria inmediata.
El Gobierno griego impone una cuarentena masiva, mal planteada y potencialmente dañina tras el primer caso de COVID-19 confirmado en el campo de refugiados de Moria. Allí viven 13.000 personas en condiciones insalubres.
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