Sur de Sudán: cientos de muertos y miles de desplazados

Tras los recientes estallidos de violencia entre grupos étnicos rivales en el estado de Jonglei, los equipos de MSF están tratando a los heridos de ambas partes, asistiendo a los que huyeron de sus aldeas y tratando la desnutrición y el cólera. Incursiones intertribales entre varios grupos en el estado de Jonglei han escalado en […]

Tras los recientes estallidos de violencia entre grupos étnicos rivales en el estado de Jonglei, los equipos de MSF están tratando a los heridos de ambas partes, asistiendo a los que huyeron de sus aldeas y tratando la desnutrición y el cólera.

Incursiones intertribales entre varios grupos en el estado de Jonglei han escalado en los últimos meses, provocando cientos de muertos y el desplazamiento de miles de personas. Dos brutales enfrentamientos ocurrieron en marzo y abril en los condados de Pibor y Akobo, causando un balance de 600 víctimas mortales, muchas de las cuales mujeres y niños.

El 21 de abril, el personal sanitario de MSF ayudó al personal del hospital de Akobo a tratar a 36 heridos, la mayoría de bala, entre los que había siete niños. Ocho pacientes tuvieron que ser trasladados en avión al hospital de Leer, gestionado por MSF, para ser intervenidos quirúrgicamente.

“Casi todos los pacientes nos cuentan que han perdido a miembros de sus familias durante los violentos enfrentamientos. Hemos escuchado historias terribles. Mujeres y niños agredidos y asesinados en sus casas y también niños raptados”, explica el Dr Jonathan Novoa, en Akobo, Coordinador Médico de MSF en el Condado de Akobo. “Muchos pacientes sufrían múltiples heridas de bala. Un niño de diez años presentaba tres heridas de bala en ambas piernas. Una madre que tratamos había perdido a sus cinco hijos y a su marido. Consiguió escapar con sólo el más pequeño de ellos que había sido alcanzado por una bala en el brazo; ambos sobrevivieron y lograron llegar al hospital. Los heridos y sus familias están traumatizados por los ataques. Sus hogares han sido quemados junto con sus reservas de comida. La gente que consiguió huir no pudo llevarse nada consigo. Huyeron precipitadamente y no pudieron llevarse ni ropa ni utensilios de cocina. Duermen a la intemperie.”

Desplazados en Aboko

Más de quince mil personas ya han llegado a Akobo. Ahora lo decisivo es conseguir comida y otros artículos de primera necesidad para estas familias desplazadas, puesto que hace muy poco que se puede acceder a la zona por carretera por el fango. Con las lluvias, este acceso probablemente sólo será posible unas pocas semanas. Los equipos de MSF han asistido al hospital de Akobo con material médico, mosquiteras y mantas para los heridos. Como no hay comida para alimentar a los pacientes y a sus familias, los equipos de MSF también compraron material localmente.

Al otro lado de Jonglei, tras los ataques a principios de marzo en Lekwongole, en el condado de Pibor, otro equipo de MSF evacuó a los heridos al hospital de Pibor. Allí, MSF trató a más de 40 pacientes con violentos traumatismos por arma de fuego. MSF también trasladó en avión a 22 personas gravemente heridas. Nueve de los heridos eran niños con dos tercios de ellos menores de cinco años.

La Dra. Catherine Van Overloop, coordinadora médica de MSF en el condado de Pibor explica: «Incluso hasta siete días después de los ataques en Lekwongole, seguían llegando personas heridas a nuestra clínica. Habían permanecido escondidas en el bosque, demasiado asustadas para moverse. Temiendo más ataques no se atrevieron a buscar el tratamiento médico que necesitaban con urgencia, por lo que cuando llegaron a nosotros sus heridas estaban todavía más infectadas. La gente tiene tanto miedo aquí. Durante días después de los ataques las mujeres en Pibor temían dejar a sus hijos solos por si se producía otro enfrentamiento repentino y sus hijos resultaban muertos o les raptaban. Les llevaban a todas partes con ellas, a sus espaldas, por si tenían que huir de repente».

Los ataques de Lekwongole provocaron el desplazamiento de más de 5.000 personas que huyeron a la ciudad de Pibor. Las familias en la zona les acogieron y compartieron su comida y sus hogares con ellos. Sin embrago, desde los ataques de marzo se ha producido un preocupante aumento de ingresos por desnutrición en el programa nutricional terapéutico de MSF en Pibor. Aunque estamos en el tradicional periodo del escasez en el condado de Pibor, los niveles de desnutrición que MSF está viendo son los peores de los últimos tres años para esta época del año.

Desnutrición entre los desplazados

Sin acceso a sus tierras de cultivo en sus aldeas, los desplazados son los más afectados por la desnutrición. Desde los ataques de marzo, los pacientes que huyeron de sus aldeas representan más de la mitad (57%) de las 247 nuevas admisiones al programa de nutrición de MSF en Pibor.
Este año, el transporte habitual de raciones de alimentos por parte de otras agencias a Pibor se vio gravemente obstaculizado por la inseguridad. La creciente desnutrición constituye pues una significativa preocupación, dado que tanto la población residente como la desplazada carecen de acceso a fuentes adicionales de alimentos. Tras el marcado incremento de pacientes desnutridos, MSF hizo presión a las Naciones Unidas y al Programa Alimentario Mundial y esta semana 17 camiones con alimentos llegaron para asistir a la población.

Estos últimos quince días, los equipos de MSF trataron 43 casos de diarrea acuosa aguda en Pibor. Muchos de los desplazados tienen poco acceso a agua limpia, por lo que recogen agua en los ríos de la zona. Dos de las muestras enviadas al laboratorio confirmaron que se trata de un brote de cólera, una enfermedad muy contagiosa provocada por unas condiciones de saneamiento deficientes. Como resultado de ello, MSF ha añadido a su equipo a un médico y cuatro enfermeras para ocuparse de este brote, y está tratando a pacientes en su centro de tratamiento de cólera.

MSF en Sudán

Los equipos de MSF trabajan en Sudán desde 1978, proporcionando asistencia médico-humanitaria de emergencia. Además de frecuentes brotes de violencia y ataques, en la región la desnutrición es prevalente, las tasas de mortalidad siguen situándose entre las más altas del mundo, la tuberculosis y el kala azar son problemas persistentes, y brotes de gran magnitud de meningitis, sarampión. cólera y malaria son moneda corriente.

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