En un año signado por la pandemia de COVID-19 y por conflictos olvidados que afectan a personas vulnerables en todo el mundo, también tuvimos buenas noticias que nos alegra repasar.
Como cada año, desde nuestra Campaña de Acceso a los Medicamentos, compartimos una serie de deseos para el año siguiente. Continuamos pidiendo un cambio que anteponga a las personas a los beneficios: los medicamentos no deberían ser un lujo.
Desde Médicos Sin Fronteras (MSF) reclamamos a los países que primen la solidaridad y construyan un consenso en torno a la propuesta histórica de India y Sudáfrica de renunciar a cierta propiedad intelectual durante la pandemia de COVID-19. Este llamamiento se produce en un contexto de pandemia
Una vez que tengamos una vacuna eficaz aprobada, ¿quién tendrá acceso a ella? ¿cuánto costara? ¿llegará a quienes más la necesitan? Todavía nos falta mucha información que las farmacéuticas deben compartir en medio de la pandemia y con vistas a una vacuna como bien público global.
La compañía ha asegurado que no obtendrá beneficios de la vacuna contra el COVID-19, pero se ha otorgado la potestad de declarar el fin de la pandemia en julio de 2021. Esto significa que a partir de esa fecha AstraZeneca podría cobrar a los gobiernos y otros compradores precios elevados por una vacuna que ha sido financiada en su totalidad con fondos públicos.
La propuesta, originalmente presentada por India y Sudáfrica, será discutida mañana en la OMC. Cuenta actualmente con el respaldo de 99 países y ayudaría a evitar que se repitiera la tragedia de la epidemia del VIH/sida cuando millones de pacientes de países en desarrollo murieron a causa del precio desorbitado de los fármacos.
Moderna anunció hoy que los datos preliminares del ensayo de Fase 3 que prueba una posible vacuna contra el COVID-19 sugieren que la vacuna tiene una efectividad del 94,5%. La farmacéutica debe comprometerse a publicar un desglose detallado del precio, así como todos los costos asociados con el desarrollo de su vacuna candidata.
Los términos relevados de un acuerdo muestran que no podemos confiar en la buena voluntad de las farmacéuticas para hacer lo correcto, incluso en medio de una pandemia.