Somalia está siendo golpeada por la hambruna más severa de las últimas décadas. Una extensa sequía, sumada a los efectos de 20 años de conflicto armado, el elevado precio de los alimentos y la falta de acceso a la salud, están llevando a miles de somalíes a huir a países vecinos del Cuerno de África, principalmente a campos de refugiados en Kenia y Etiopía. VER GALERIA DE FOTOS
MSF incrementa su operativo en el campo de refugiados de Dadaab al detectar tasas de desnutrición alarmantes entre los refugiados somalíes forzados a asentarse en los aledaños del campo que, pese a ser el más grande del mundo, está desbordado.
Cada año, 50.000 personas mueren de kala azar (leishmaniasis visceral) en el mundo. La mayoría de medicamentos efectivos son inasequibles para las personas afectadas en los países en desarrollo. En Kenia, esta enfermedad olvidada afecta principalmente a poblaciones remotas del noreste del país.
Esta semana se empieza a administrar en Kenia una vacuna para proteger a los niños de las enfermedades neumocócicas, como parte de un programa internacional para llevar nuevas vacunas a los países en desarrollo. Una buena noticia que también abre algunos interrogantes, sobre todo cuando terminen las subvenciones a las compañías productoras y los precios sean demasiado altos para los países más pobres.