MSF amplía la atención médica en la República Centroafricana

Tres meses después del golpe de Estado en la República Centroafricana, Médicos Sin Fronteras (MSF) continúa ampliando sus actividades médicas para responder a las necesidades de miles de personas que no disponen de cuidados básicos de salud. Entre otros, MSF ha abierto un proyecto de emergencia en Bossangoa, al norte de Bangui, la capital del […]

Tres meses después del golpe de Estado en la República Centroafricana, Médicos Sin Fronteras (MSF) continúa ampliando sus actividades médicas para responder a las necesidades de miles de personas que no disponen de cuidados básicos de salud. Entre otros, MSF ha abierto un proyecto de emergencia en Bossangoa, al norte de Bangui, la capital del país, donde se atiende a una media de trescientas personas al día. Los equipos, asimismo, están llevando a cabo clínicas móviles en distritos del país para atender a población desplazada que no puede regresar a sus casas por la presencia de hombres armados en sus zonas.

En Bossangoa, MSF está supliendo la falta de estructuras médicas que cubren alrededor de 150.000 personas que se quedaron sin asistencia sanitaria una vez el personal de salud huyó de la zona durante la rebelión del grupo opositor Séléka. Los equipos se centran en el tratamiento de malaria, diarreas, desnutrición y violencia sexual. Hasta la fecha, el 53% de los niños menores de cinco años consultados han sido diagnosticados con malaria. La mitad de las mujeres embarazadas también. Durante los próximos dos meses, en una intervención de emergencia, MSF proveerá de medicamentos antirretrovirales a pacientes con VIH en el hospital de Bossangoa que se quedó sin medicamentos durante la crisis.

“Alrededor de 11.000 personas con VIH han tenido que interrumpir su tratamiento por falta de medicamentos debido a los saqueos y pillajes en los hospitales durante los tumultos”, dice Chury Baysa, coordinador médico de MSF. La iniciativa es una muestra del compromiso de MSF con los pacientes para mejorar su salud y reducir el sufrimiento y mortalidad por el VIH”. El Ministerio de Sanidad tenía un cómputo de 310 pacientes con VIH en Bossangoa, de los que 170 recibían pastillas y 140 no necesitaban medicación. En las últimas dos semanas, 88 pacientes han demandado reanudar el tratamiento.

En el área de Batangafo, en el Noroeste del país, los equipos de MSF estaban evaluando la situación de alrededor de 8.000 personas, desplazadas de sus casas en abril, cuando más de una docena de pueblos fueron incendiados tras conflictos entre la población local y un grupo nómada procedente del Chad. Los equipos iniciarán en los próximos días clínicas móviles en los puntos donde se concentran alrededor de Batangafo y llevarán a cabo una distribución de material básico como mosquiteras, jabón, contenedores para agua y plásticos para la construcción de tiendas. La población no regresa a sus casas por miedo, debido a la presencia de hombres armados en la zona.

En Bangui, donde MSF ha dado por finalizada su intervención de emergencia de tres meses en el hospital comunitario, una calma relativa ha retornado a la capital. Los equipos de MSF atendieron a más de un millar de pacientes, el 36% de los cuales había recibido impactos de bala. 149 pacientes requirieron cirugía de urgencia. La actividad en el hospital ha retornado a la normalidad y el personal ha regresado a sus puestos de trabajo. La sala de operaciones y la unidad de esterilización están ahora abastecidas con corrección. MSF ha dejado en el hospital suministros suplementarios de medicamentos.

Desde MSF se teme que, una vez iniciada la estación de la malaria (durante la estación de lluvias), los niveles de mortalidad se incrementen y se agraven debido a la falta de asistencia médica en buena parte del país. “Los retos en RCA son enormes, especialmente en lugares alejados de la capital donde ya hablábamos de un sistema de salud que ha sido muy frágil durante mucho tiempo. Es por eso que hablamos de una crisis sobre otra crisis. Las mayores necesidades son la de acceso a cuidados médicos básicos, incluyendo la provisión de medicamentos. La importación y distribución de fármacos en el país sufren grandes retrasos y atascos”, dice Ellen Van der Velden, coordinadora general de MSF. “Hacemos un llamamiento a otras ONG, a los donantes y a las Naciones Unidas a involucrarse en el país y a ayudar a la población”.
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MSF trabaja en la República Centroafricana desde 1996 y tiene proyectos en Batangafo, Boguila, Carnot, Kabo, Ndele, Paoua y Zemio.

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