[Los médicos de Alepo] Mustafá Karaman: «No podemos irnos y dejar a nuestra gente»

Mustafá Karaman es voluntario como fisioterapeuta en uno de los ocho hospitales que todavía funcionan en el este de Alepo ©MSF

Entrevista con Mustafá Karaman, voluntario como fisioterapeuta en uno de los ocho hospitales que todavía funcionan en el este de Alepo.

En el este de Alepo 250.000 personas viven en estado de sitio sufriendo constantes bombardeos. Allí, el personal médico como Mustafá libra una lucha diaria cuidando de los enfermos y los heridos.

En julio el este de Alepo vivió una situación de completo asedio, ¿cómo está la gente que vive en esa zona de la ciudad?

 La vida se ha vuelto casi imposible. El sufrimiento es inimaginable, y las personas que viven en el este de Alepo están atrapadas, sin ningún tipo de cobertura de las necesidades básicas y a merced de constantes bombardeos de las infraestructuras de la ciudad. Además, apenas tenemos electricidad o agua.

Con todo este tipo de ataques, ¿cómo se puede trabajar y cómo se gestionan los centros de salud?

Sufrimos ataques casi todos los días. Todas las estructuras de salud de Alepo se han visto afectadas. Hacemos lo que podemos y utilizamos todo lo que tenemos para brindar atención a las personas atrapadas en la ciudad. Algunos hospitales han tenido que cerrar, pero el mío no lo ha hecho a pesar de los daños sufridos. No podemos parar, ni siquiera un día. Tuvimos que seguir trabajando mientras continuaban las obras de reconstrucción.

En mi hospital recibimos hasta 100 enfermos y heridos diarios y, a veces, llevamos a cabo el equivalente a 30 operaciones quirúrgicas al día. Aquí no existe el concepto de horas de trabajo: hay que estar disponible todo el día. Además, es imposible derivar a los pacientes a otras instalaciones porque están desbordadas; esta parte de la ciudad se encuentra totalmente aislada del resto de Alepo.

¿Cómo lleva esta situación el personal médico?

Los hospitales están funcionando bajo muchísima presión, con muy poco personal, y apenas se puede hacer frente a las enormes necesidades. Los pacientes y los heridos inundan los pocos hospitales que quedan, y en algunos de ellos solo quedan uno o dos médicos disponibles.

Como personal médico que somos, no podemos huir y dejar a nuestra gente atrás. Sufren, están heridos o mueren; no tenemos derecho a dejarlos solos. Los conocemos, son nuestros vecinos, nuestros familiares… hay que cuidar de ellos.

¿Sigue llegando material y suministros médicos a esta parte de la ciudad?

 A principios de julio, el este de Alepo cayó en estado de sitio. Tuvimos alguna oportunidad y nuevas esperanzas cuando el cerco se rompió temporalmente, pero no hubo manera de obtener nuevos suministros médicos. Por desgracia, la zona oriental quedó sitiada de nuevo poco después, y no tuvimos tiempo de conseguir todo el material básico que necesitábamos.

¿Hay todavía esperanza de que cambie la situación?

Esperamos que la gente que nos apoya presione a la comunidad internacional para poner fin a este sufrimiento. Ellos son los que nos mantienen con vida, y esa capacidad para llegar hasta el este de Alepo nos ayuda a seguir adelante y ser capaces de hacer nuestro trabajo y tratar a las personas.

El hospital donde trabaja Mustafá fue dañado el pasado 14 de agosto. En total, los hospitales del este de Alepo han sufrido 13 ataques desde el 16 de julio. Además, por las mismas fechas fueron atacadas ocho ambulancias.

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