Luchando contra la tuberculosis en Sudán y Sudán del Sur

Un trabajador de MSF utiliza verificando algunos signos vitales de William Akol, un paciente ingresado en el hospital de MSF en el sitio de Protección de Civiles en Malakal, Sudán del Sur. William, de 46 años, sufre de tuberculosis pulmonar. Ha recibido tratamiento dos veces en los últimos dos años, pero su tratamiento fue interrumpido en ambas ocasiones.Igor G. Barbero/MSF

En el Día Mundial de la Tuberculosis, compartimos testimonios de nuestros pacientes y personal médico en Sudán y Sudán del Sur. Nos cuentan los desafíos y los éxitos en este difícil contexto en el que muchas personas no tienen acceso al tratamiento. La tuberculosis es una de las diez principales causas de muerte en el mundo.

Años de guerra y un sistema de salud frágil han dejado a muchas personas sin acceso a tratamiento para enfermedades infecciosas crónicas como la tuberculosis en Sudán del Sur, donde se reportan unos 14.000 casos al año, según la OMS. En el país vecino, Sudán, la cifra de casos detectados es aún mayor, unas 20.000 personas, si bien la población es cuatro veces superior. Si no se trata, la tuberculosis debilita severamente a las personas y puede ser mortal. La tuberculosis es una de las diez principales causas de muerte en el mundo.

En los últimos años, MSF ha integrado el diagnóstico y el tratamiento de la tuberculosis en algunos de sus programas médicos en Sudán y Sudán del Sur para ayudar a combatir esta enfermedad y tratar a refugiados, desplazados internos y comunidades locales. Herramientas recientes e innovadoras, como el ultrasonido en el punto de atención (o Pocus) y el GeneXpert, están facilitando un mejor y más rápido diagnóstico.

Sin un diagnóstico adecuado, las personas con esta afección pueden recibir un tratamiento incorrecto, lo que conlleva que no se recuperen de la enfermedad. La situación volátil en la región, donde el conflicto lleva a menudo a las personas a moverse de un lugar a otro, también puede provocar que los pacientes interrumpan el tratamiento, lo que aumenta el riesgo de que desarrollen resistencia a los medicamentos contra la tuberculosis.

Pacientes y el personal médico de MSF en la región del Alto Nilo de Sudán del Sur y el estado del Nilo Blanco de Sudán describen los desafíos y los éxitos en el tratamiento de la tuberculosis en este difícil contexto.

John Jimis, de 28 años: “Me he recuperado. Puedo caminar con facilidad y me siento otra vez en forma»

John Jimis, es de Malakal, una ciudad de Sudán del Sur. Llegó a Sudán como refugiado en 2017 para reunirse con su familia, que también había huido de la guerra. Según el ACNUR, hay aproximadamente 250.000 refugiados sudaneses del sur en el estado del Nilo Blanco, la mayoría de ellos viviendo en campamentos como Al Kahafa.

John Jimis, de 28 años, es de Malakal, una ciudad de Sudán del Sur. Llegó a Sudán como refugiado en 2017 para reunirse con su familia, que también había huido de la guerra. Según el ACNUR, hay aproximadamente 250.000 refugiados sudaneses del sur

«Estaba tosiendo todo el tiempo y no dormía bien. Fui al centro de salud en el campo de refugiados de Jorey. Me dieron medicamentos pero no mejoraba. Visité al médico tres veces o más, pero seguí bajando de peso.

Mis familiares me llevaron al hospital de MSF en Al Kashafa. Cuando llegué estaba muy enfermo y no podía dormir por la noche. Llegué al hospital inconsciente, con un peso de solo 45 kilos. Tomaron una muestra de mi esputo y confirmaron que tenía tuberculosis.

Estoy tomando la medicación. Puedo caminar fácilmente y me siento en forma.

Ahora me he recuperado. Después de dos meses regresé al hospital y volvieron a analizar mi esputo. Mi peso esta vez era de 54 kilos y a día de hoy continúa aumentando.

El médico ha cambiado mis medicamentos para comenzar la siguiente fase del tratamiento. Estoy tomando la medicación. Puedo caminar fácilmente y me siento en forma y saludable, gracias a Dios. Estoy muy feliz porque no esperaba una recuperación tan rápida».

Yumo Arop: “Debido al conflicto, muchos pacientes de tuberculosis vieron su tratamiento interrumpido”

Yumo Arop es el supervisor del programa de tuberculosis y VIH de MSF en el estado del Nilo Blanco, Sudán.

Yumo Arop es el supervisor del programa de tuberculosis y VIH de MSF en el estado del Nilo Blanco, Sudán.

“En Sudán había casos de tuberculosis antes de la llegada de refugiados de Sudán del Sur, pero las difíciles condiciones de vida que afronta tanto la población local como la refugiada, la situación de hacinamiento en la que se encuentran los refugiados, además de la falta de agua limpia y de un sistema de saneamiento adecuado, crean el ambiente perfecto para que se propaguen algunas enfermedades.

Cuando en 2017 estalló una nueva crisis en el noreste de Sudán del Sur, con violentos combates, miles de personas cruzaron al vecino estado del Nilo Blanco en Sudán. La mayoría de los recién llegados se asentaron en el campo de refugiados de Khor Waral.

Algunas personas habían pasado seis u ocho meses sin tratamiento.

Examinamos la condición de salud de los recién llegados y confirmamos que algunos tenían tuberculosis. Algunos ya habían sido tratados en Sudán del Sur, pero debido al conflicto y al hecho de que tuvieron que huir de sus hogares, muchos vieron interrumpido su tratamiento. Algunas personas habían pasado seis u ocho meses sin recibirlo cuando llegaron aquí. Los promotores de salud ayudaron a identificar posibles pacientes y los derivaron a nuestro hospital en el campo de refugiados de Al Kashafa.

Era importante retomar el tratamiento para evitar la expansión de la enfermedad, ya que una persona infectada que viva en un lugar superpoblado puede transmitir la enfermedad a muchos de sus contactos más cercanos. La profilaxis (tratamiento preventivo) debe distribuirse a los familiares.

Si no se trata adecuadamente, esta enfermedad puede provocar muchos problemas, como no poder caminar, pérdida de apetito, tos, debilidad corporal, fiebre e incluso la muerte. El mal uso de los antibióticos también puede llevar a los pacientes a desarrollar resistencia. Afortunadamente, solo detectamos un caso de tuberculosis resistente en 2018”.

Simon Dau: “Recibimos pacientes que se han sentido enfermos y muestran síntomas desde hace mucho tiempo”

Simon Dau, de 42 años, es responsable médico de MSF para VIH y la tuberculosis en su ciudad natal de Malakal, en Sudán del Sur. En el complejo de Protección de Civiles de Naciones Unidas en Malakal, donde hay unos 29.000 desplazados, la incidencia de tuberculosis es unas tres veces superior a la tasa nacional.

“La tuberculosis es muy frecuente en Sudán del Sur y el número de casos ha ido aumentando con los años. Recuerdo a un tío mío que tuvo fiebre y tos hace unos años, en 2011. Le dimos amoxicilina y paracetamol, pero su condición no mejoró en absoluto y finalmente murió.

Cuando más tarde me uní a MSF y tuve más acceso a información sobre la enfermedad, me di cuenta de que él había estado sufriéndola. La falta de instalaciones y conocimientos en materia de salud son factores que conducen a la muerte de muchas personas. En algunas partes de Sudán del Sur todavía no hay programas de tuberculosis.

Cuando un paciente sospechoso de tener tuberculosis viene a visitarnos, le hago una serie de preguntas estándar: ‘¿Tiene fiebre? ¿Tiene tos? ¿Está perdiendo peso? ¿Cuándo comenzó su enfermedad? ¿Qué contactos tuvo? ¿Ha recibido tratamiento para la tuberculosis anteriormente?»

Después de tomar nota del historial clínico completo, aislamos al paciente si está muy enfermo y tomamos una muestra de esputo. Si la muestra da positivo de tuberculosis, comenzamos el tratamiento. Recibimos pacientes que han estado enfermos y que han mostrado síntomas durante mucho tiempo. Es posible que hayan ido primero a instalaciones privadas sin la capacidad de diagnosticar tuberculosis. A veces llegan muy tarde, cuando su estado de salud es sumamente grave.

Estas máquinas son muy útiles. Antes solo usábamos el microscopio.

Si sospechamos que un paciente puede tener tuberculosis, usamos el ultrasonido de punto de atención, o Pocus, para tratar de encontrar algunos signos básicos de tuberculosis, como derrames pericárdicos y pleurales o ganglios linfáticos. El Pocus también se puede usar para muchos otros propósitos, como pediatría y cirugía, ya que complementa la radiografía y es mucho más funcional y fácil de usar. Esto es particularmente útil en los contextos remotos donde con frecuencia trabaja MSF.

A través de una muestra de fluidos, principalmente esputo, confirmamos más tarde el diagnóstico con GeneXpert, una máquina automática que amplifica el ADN. Este aparato también puede detectar si la forma de tuberculosis es resistente. Da resultados muy rápidamente, en solo dos horas.

Estas máquinas son muy útiles. Antes solo usábamos el microscopio y teníamos que enviar muestras al laboratorio. Esto podía llevar varios días y  era un proceso más complicado. Ahora todo es mucho más rápido y más sensible».

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