Libia: los hospitales han cerrado o están trabajando en horarios reducidos

Sefaw de 9 meses y su papá Sassi en el policlínico de Zuwara. "Se resfrió y tiene algunas dificultades respiratorias". ©Samuel Gratacap

Cómo es para MSF trabajar en un país con tres gobiernos, que hasta 2011 tenía un sistema de salud que funcionaba bien y donde hoy la población desconfía de las ONG.

Entrevista con el Dr. Mego Terzian, presidente de Médicos Sin Fronteras (MSF) Francia, sobre el proyecto de MSF en Libia.

¿Cuál es la situación actual en Libia, que algunos describen como “caótica”?

La percepción de la situación de seguridad en Libia entre los demás actores humanitarios es bastante pobre, y la presencia de grupos yihadistas contribuye a mantener esa percepción. Sin embargo, con base en las observaciones de nuestros equipos, los enfrentamientos están localizados en sólo unas áreas. 
En áreas como Misrata y Trípoli, las tensiones políticas y militares son grandes. Los grupos radicales se han establecido en Derna, Sirte y en unos vecindarios de Benghazi, en donde los enfrentamientos suceden casi a diario. Los bombardeos indiscriminados en Benghazi son un riesgo significativo entre nuestros equipos. Dicho eso, el país no está en medio de un baño sangriento.
El conflicto político es lo complicado. Dos gobiernos, uno en Tobruk (en el este), y el otro en Trípoli (en el oeste), están en conflicto, y la ONU acaba de instalar un tercer un tercer gobierno. Sin embargo, este tercer gobierno no tiene poder sobre las partes en conflicto y no ha sido reconocido por el parlamento de Tobruk.

¿Cuáles son las repercusiones de la crisis en el sistema de salud?

La situación de salud ha empeorado dramáticamente desde 2011. Antes de eso, el sistema de salud de Libia funcionaba bien. Pero desde entonces, los hospitales han cerrado o están trabajando en horarios reducidos debido a los daños o la falta de recursos que tienen. De acuerdo con las autoridades de salud, todos los hospitales en el este están severamente afectados por una falta de fondos para comprar medicamentos y suministros, y además se enfrentan a una escasez de personal. El sistema de salud en el oeste está experimentando los mismos problemas. 
Todo el país se enfrenta a una crisis de liquidez económica, y el sistema bancario está fallando. He visto enormes filas de espera en los bancos de Benghazi, en donde la gente está retirando dinero. Los Ministerios de Salud, tanto en el este como en el oeste, tienen recursos muy limitados y están teniendo muchas dificultades para pagar un sueldo al personal médico. Esos empleados también comenzaron a dejar los hospitales en 2011, y hubo otra ola de partidas en 2014. Mucho personal de enfermería (filipinos, tunecinos y egipcios), también se fue. Actualmente es un desafío convencer a los médicos y enfermeras de que trabajen o regresen a trabajar en Libia. 

¿Qué puede hacer MSF ante esta situación?

Estamos intentando cubrir las necesidades de las instalaciones médicas en el este y oeste del país. Por ejemplo, visité el hospital Al Abyar hace un año. No estaba funcionando en ese momento. Desde ese entonces, reconstruimos la sala de emergencias, y el Ministerio de Salud reconstruirá la sala de maternidad. Esperamos continuar esta colaboración para que se pueda brindar atención a las 70,000 personas que viven en Al Abyar y las aldeas cercanas, incluyendo a cientos de familias que huyeron de Benghazi y se refugiaron en Al Abyar. 
El año pasado, también realizamos renovaciones en el hospital Al Qubbah, otro hospital en un área rural, que atiende emergencias médicas y partos. Estamos donando medicamentos y suministros para que los quirófanos en los hospitales de Benghazi, Misrata, Al Marj y Zuwara puedan seguir funcionando. 
MSF es uno de los pocos actores internacionales presentes actualmente. Pero no fue fácil comenzar estos proyectos. La población libia conoció la ayuda humanitaria en 2011 y hay una gran desconfianza hacia las ONG’s. La coexistencia de tres gobiernos también dificulta el entregar medicamentos, suministros médicos y enviar equipos al terreno. Tenemos que ser muy cuidadosos al explicar qué hacemos y quiénes somos. Pero estamos progresando. En Zuwara, por ejemplo, el alcalde nos brindó un edificio para que pudiéramos abrir un centro de salud y ofrecer consultas médicas. 
De nuevo, Libia se ha convertido en una ruta muy transitada por migrantes africanos que buscan llegar a Europa.

¿Qué está haciendo MSF para ayudar a estas poblaciones vulnerables?

Los migrantes vienen de otras ciudades costeras para trabajar en Zuwara. Están brindando una mano de obra que se necesita enormemente. Desde que comenzó el año no ha habido botes que salgan de Zuwara para cruzar el Mediterráneo. A nivel general, es difícil llegar a los migrantes africanos. Son muy discretos una vez que llegan a Libia, porque corren riesgo de ser arrestados y encarcelados. Nuestros equipos están intentando acercarse a ellos y ayudarlos, pero no han podido lograrlo.

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