En los últimos meses aumentaron las nuevas admisiones y consultas de salud mental en el Centro de Atención Integral (CAI) de Médicos Sin Fronteras (MSF).
El CAI está ubicado en Ciudad de México y se especializa en pacientes que han sufrido violencia extrema.
El aumento se debe a la violencia continua ejercida por actores armados en México y la ruta centroamericana. También influye el impacto de la política migratoria restrictiva aplicada por Estados Unidos y otros gobiernos de la región.
MSF insta a entidades públicas y organizaciones no gubernamentales a fortalecer la asistencia a víctimas de violencia que buscan seguridad en México.
Aumento de las consultas de salud mental en el CAI

En el primer trimestre de 2025, nuestros equipos han brindado 485 consultas individuales de salud mental en el CAI. Los pacientes atendidos eran migrantes en tránsito, personas atrapadas en México y ciudadanos mexicanos. Esto representó un aumento del 36% respecto al último trimestre de 2024.
Durante 2024, se realizaron entre 300 y 350 consultas individuales de salud mental por trimestre. Los diagnósticos más frecuentes fueron trastorno de estrés postraumático (48%) y depresión (39%). También hubo casos de estrés agudo (7%), duelo y ansiedad.
“Desde finales de enero nos hemos enfrentado a casos severos de salud mental debido, en gran parte, al impacto de la política migratoria restrictiva aplicada por Estados Unidos y otros gobiernos de la región”
Joaquim Guinart, coordinador del Centro de Atención Integral.
El impacto de las políticas migratorias restrictivas

En enero, Donald Trump adoptó medidas ejecutivas que incluyeron declarar emergencia nacional en la frontera sur de Estados Unidos. Esto militarizó en la práctica la aplicación de la ley migratoria.
También se suspendió temporalmente la admisión de refugiados en Estados Unidos.
Incluso antes de la emisión de las órdenes ejecutivas, el nuevo gobierno actuó con rapidez para cerrar la aplicación CBP One. A pesar de sus defectos, era la única forma de solicitar asilo en la frontera sur de Estados Unidos.
El impacto de estas restricciones se ve agravado por los recortes de fondos a los programas humanitarios. Esto afecta gravemente el acceso a refugio y a las necesidades básicas de atención médica. “Estos cambios abruptos han dejado a muchas personas atrapadas en un limbo legal, sin vías para solicitar asilo y sin acceso a servicios esenciales ni protección”, denuncia Guinart.
Estas medidas combinadas dificultan aún más el acceso al asilo. Aumentan los riesgos para los migrantes, especialmente niños y grupos vulnerables.
Muchas personas se ven obligadas a usar rutas más peligrosas o quedan atrapadas en lugares inseguros. Allí enfrentan mayores riesgos de secuestro, extorsión y violencia sexual.
¿Cuál es el apoyo que el CAI le da a las personas?

El CAI, que abrió sus puertas en 2016, atiende a sobrevivientes de violencia extrema y malos tratos con equipos multidisciplinares. Se brinda atención médica, psicológica y fisioterapia, entre otros servicios. El objetivo es que los pacientes recuperen autonomía y funcionalidad.
En 2024 tratamos a 186 pacientes de casi 4.500 identificados como víctimas de violencia moderada o severa. La identificación fue realizada por nuestros equipos en distintos puntos de atención en México o a través de contrapartes. Tuvimos entre 30 y 50 pacientes simultáneamente, con tratamientos que duran de tres a seis meses.
Aunque la mayoría de los pacientes son personas migrantes1, desde finales de 2024 el centro ha puesto énfasis en captar a más pacientes mexicanos. Especialmente personas desplazadas o afectadas por la violencia en distintas zonas del país.
Entre octubre y diciembre de 2024 hubo un importante aumento de admisiones en el CAI: se registraron 64 ingresos, más del 50% por encima de la media trimestral habitual. Esa media suele oscilar en torno a las 40 admisiones.
Atención especializada para personas extremadamente vulnerables

“El objetivo es que los pacientes recuperen su funcionalidad y se reintegren en la sociedad. El CAI es un refugio para quienes son atravesados por la violencia: secuestros, extorsiones, malos tratos o violencia sexual afectan a muchas personas a lo largo de la ruta migratoria desde el sur del continente hasta la frontera norte con Estados Unidos y dentro de México”, asegura Guinart.
“En el CAI nos encontramos con personas extremadamente vulnerables. Mujeres y menores constituyen el grueso de los pacientes.2 También atendemos a muchas personas LGBTIQ+. La violencia deja profundas cicatrices; no solo por los daños físicos, sino también por los graves trastornos emocionales y mentales. Se requiere atención especializada. Los pacientes experimentan alteraciones en su percepción de la seguridad, la confianza y el bienestar”
Joaquim Guinart, coordinador del Centro de Atención Integral.
“La dificultad para acceder a una atención adecuada hace que la recuperación para muchas personas afectadas por episodios de violencia extrema sea mucho más ardua. En estos tiempos desafiantes de recortes en la ayuda humanitaria es fundamental reconocer la importancia de proporcionar un apoyo integral y cooperar entre entidades públicas y organizaciones no gubernamentales para encaminar a estas personas hacia los escasos servicios existentes”. Henry Rodríguez, coordinador general de MSF en México.
Trabajo de MSF en la región: Entre enero de 2024 y febrero de 2025, los equipos de MSF presentes en México, Guatemala, Honduras, Costa Rica y Panamá atendieron a casi 3.000 sobrevivientes de violencia sexual y realizaron más de 20.000 consultas individuales de salud mental, muchas de ellas precipitadas por la violencia, el desplazamiento y las dificultades en el proceso migratorio.
- Las principales nacionalidades de los pacientes son Venezuela, México, Honduras, El Salvador, Guatemala, Ecuador, Colombia y Argentina. También hay ciudadanos extracontinentales de países de Asia y África. ↩︎
- En 2024, las mujeres representaron el 60-70 % de las nuevas admisiones y los menores, el 20-25 % ↩︎