Ébola: el aislamiento forzado puede socavar los esfuerzos para frenar la epidemia

Formación de personal MSF en Bruselas. © Julie Remy

El aislamiento forzoso para los trabajadores de la salud que sin síntomas regresan de la lucha contra el brote de Ébola en África Occidental no se basa en pruebas científicas y podría socavar los esfuerzos para frenar la epidemia de raíz.

Una vigilancia diligente de la salud de quienes regresan de los países afectados por Ébola es preferible al aislamiento coercitivo de individuos asintomáticos.

«Hay otras formas de abordar adecuadamente tanto la ansiedad pública como los imperativos de salud. La respuesta al Ébola no debe estar guiada por el pánico en países que no han sido severamente afectados por la epidemia», explica Sophie Delaunay, Directora Ejecutiva de Médicos Sin Fronteras Estados Unidos. «Cualquier regulación que no esté basada en razones médicas científicas, que aísle a los trabajadores sanos, muy probablemente servirá para desalentar a otros en el combate de la epidemia en su origen, África Occidental.»

Los trabajadores internacionales de MSF se comprometen a realizar difíciles asignaciones humanitarias por un periodo de cuatro a seis semanas en los países afectados por Ébola. El riesgo de ser puestos en aislamiento durante 21 días más, después de terminado su trabajo, ha llevado a algunos de ellos a reducir su tiempo de permanencia en el terreno. Otros, estarán menos inclinados a participar como trabajadores, en primer lugar. Esto presentará interrupciones operacionales significativas en el terreno para MSF y para otras organizaciones; y dará lugar a una escasez global de trabajadores de la salud que se necesitan desesperadamente, precisamente cuando el brote de Ébola está tan fuera de control como siempre.

MSF se basa en un pequeño grupo de personas que poseen las habilidades específicas requeridas para trabajar en un contexto como el de Ébola. Restringir el acceso a este grupo de trabajadores humanitarios podría tener consecuencias devastadoras. Desde marzo, MSF ha enviado, como parte de su respuesta a la epidemia de Ébola, a más de 700 voluntarios internacionales a África Occidental.

«Necesitamos ser guiados por la ciencia y no por las agendas políticas», afirma la doctora Joanne Liu, Presidenta Internacional de MSF. «La mejor manera de reducir el riesgo de propagación del Ébola fuera de África Occidental es luchando allí. Las políticas que atenten contra ese curso de acción, o disuadan al personal calificado de ofrecer su ayuda, son políticas miopes. Tenemos que mirar más allá de nuestras propias fronteras para frenar esta epidemia».

La ciencia médica ha demostrado que las personas asintomáticas con infección por Ébola, no transmiten el virus. El Ébola no es un virus que se contagie a través del aire, como los virus del resfriado o la gripe. Se transmite únicamente a través del contacto directo con los fluidos corporales, como la sangre, el vómito y las heces, de una persona infectada y con síntomas.

Los protocolos de MSF para los voluntarios que regresan a sus países de origen, se basan en las directrices de los organismos de salud internacionales, especialmente los de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), y se han seguido rigurosamente.

Por otra parte, el riesgo de estigmatización de los trabajadores de la salud es muy real. Es imperativo que el público mantenga la confianza en todos los trabajadores de la salud. Los profesionales médicos especializados en enfermedades infecciosas, como la tuberculosis y el VIH/sida, no deben enfrentarse a estigmas ni a restricciones opresivas en sus movimientos.

La respuesta de MSF a la emergencia de Ébola en África Occidental se inició en marzo de 2014, con actividades en tres países: Guinea, Liberia y Sierra Leona. Médicos Sin Fronteras actualmente emplea a 270 trabajadores internacionales y más de 3.000 trabajadores contratados localmente. La organización opera en seis centros de gestión de casos de Ébola (dos por cada país), con aproximadamente 600 camas en unidades aisladas. Desde el inicio del brote, MSF ha admitido a más de 4.900 pacientes, de los cuales aproximadamente 3.200 fueron confirmados por Ébola. Más de 1.140 han sobrevivido.
Desde marzo, la organización humanitaria ha enviado a los países afectados más de 877 toneladas de suministros.

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