Cuatro meses de pesadilla para los compañeros de MSF detenidos en el sudoeste de Camerún

Imagen de archivo del  27 de julio 2020: vista exterior del hospital Djoungolo en Yaundé.MSF/Vanessa Fodjo.

Hace cuatro meses que Marguerite M. y Ashu D. se sumergieron en una pesadilla que aún continúa. Son trabajadores de MSF, Marguerite enfermera y Ashu conductor de ambulancia en la región del suroeste de Camerún. La zona se encuentra inmersa en la violencia iniciada hace casi cinco años entre grupos armados separatistas y las fuerzas […]

Hace cuatro meses que Marguerite M. y Ashu D. se sumergieron en una pesadilla que aún continúa. Son trabajadores de MSF, Marguerite enfermera y Ashu conductor de ambulancia en la región del suroeste de Camerún. La zona se encuentra inmersa en la violencia iniciada hace casi cinco años entre grupos armados separatistas y las fuerzas armadas del Estado, y desde MSF facilitamos acceso a asistencia sanitaria gratuita.

En la mañana del 26 de diciembre de 2021, Marguerite y Ashu fueron enviados con una ambulancia de MSF a la zona de Tinto para recoger a un herido de bala. Aunque la gran mayoría de los desplazamientos en ambulancia de MSF no están relacionados con el impacto de la violencia -la mayoría suponen llevar al hospital a niños con malaria, mujeres de parto o heridos en accidentes de tráfico-, atender a pacientes de heridas de bala no es algo inusual para nuestros equipos en la zona. Sin embargo, Marguerite y Ashu no podían imaginar lo que les esperaba esta vez.

La ambulancia tuvo algunos problemas para localizar al herido, pero finalmente pudo encontrarlo sobre las ocho de la mañana, estabilizarlo y subirlo al vehículo que se dirigiría a Kumba, por si el paciente necesitaba ser trasladado a un hospital de mayor nivel para una cirugía adicional más compleja. El hombre, de 27 años, no tenía ningún documento de identidad, algo habitual en Camerún.

Nuestra organización comunicó, según lo acordado con las autoridades, este movimiento: el lugar de salida de la ambulancia, su destino, el tipo de paciente que transportaba, si el paciente tenía o no documento de identidad, y si estaba o no acompañado por alguien. A pesar de no ser una práctica habitual de MSF, este procedimiento es vital en la zona para evitar que las ambulancias queden bloqueadas en los puestos de control del ejército por mucho tiempo, lo que puede perjudicar a los pacientes. Desde octubre de 2021, cuando se formalizó el procedimiento de comunicación con las autoridades, hemos realizado 132 traslados en nuestras ambulancias con pacientes en diversas emergencias sin ningún problema.

Ni Marguerite ni Ashu sabían quién era el paciente ni su papel dentro del grupo separatista.  Solo sabían que era un herido que necesitaba asistencia urgente. La ambulancia se puso en marcha hacia las nueve de la mañana, con Ashu al volante y Marguerite a cargo del paciente, del que empezó a rellenar los formularios de traslado que luego se entregarían al hospital de Kumba. Fue entonces, cuando Marguerite ni siquiera había terminado de rellenar el formulario con el nombre facilitado por el propio paciente, que les pararon en el puesto de control de Nguti.

A pesar de sus explicaciones, se les negó el paso, se les ordenó dar la vuelta y se les escoltó de vuelta a Mamfe. Allí comenzó la pesadilla que acabaría con la detención de los dos compañeros de MSF y su ingreso en la cárcel de Buea, donde todavía permanecen cuatro meses después.

Detenidos por realizar labor humanitaria

El paciente fue custodiado por las autoridades militares y atendido en Mamfe. Marguerite y Ashu fueron retenidos para ser interrogados durante unas horas y puestos en libertad, con la orden de volver al día siguiente para prestar declaración. Así, el 27 de diciembre fueron detenidos, primero en la Gendarmería. Se les acusó públicamente de estar implicados en una operación de exfiltración de un terrorista, de falsificar documentos de traslado, de darle una identidad falsa. En definitiva, de colaborar con los rebeldes separatistas de la zona.

Cuando fueron informados de la detención, nuestros equipos pensaron que se trataba de un malentendido que se resolvería rápidamente, y se pusieron en contacto con las autoridades para demostrar que habían seguido todo el proceso administrativo acordado para el movimiento de ambulancias. Ninguna de las explicaciones dadas por MSF, por el servicio jurídico prestado a Marguerite y Ashu, y la propia versión de Marguerite y Ashu sobre lo sucedido, han permitido su liberación tras cuatro meses.

Hemos reiterado que seguimos el proceso administrativo acordado con las autoridades cuando un paciente no lleva identificación. Que tratar y trasladar a los heridos y enfermos es precisamente la base de lo que hacen las organizaciones humanitarias en situaciones de conflicto y violencia, sin prestar atención al bando en el que participa el herido. Prestar asistencia de emergencia a personas en situación de riesgo vital está protegido por la legislación camerunesa.

También hemos especificado que, como organización médica neutral e imparcial, hemos prestado asistencia a pacientes heridos de ambos bandos, incluyendo a soldados de las fuerzas armadas de Camerún. Hemos hecho saber que el traslado y la atención de los pacientes heridos de bala es una parte mínima del trabajo que realizamos en el suroeste de Camerún. Hemos explicado que nuestros números de contacto son conocidos en la zona para que la gente pueda utilizarlos en caso de emergencia y también porque nuestros equipos deben hablar con todas las partes en un conflicto para garantizar el acceso a la población y también para garantizar la propia seguridad. Hemos expuesto todas estas clarificaciones y explicaciones a las autoridades cameruneses con el fin de lograr la liberación de Marguerite y Ashu.

A petición del propio Ministerio de Defensa, una organización camerunesa independiente, el Centro Internacional Mandela, publicó en febrero un informe en el que exonera a Marguerite y Ashu de toda culpa, así como a la propia organización, y exigía la liberación inmediata de los dos compañeros. Desde MSF también pedimos su liberación inmediata.

Semanas después de la detención de Marguerite y Ashu, otros dos de nuestros trabajadores también fueron detenidos, por separado, los días 19 y 20 de enero de 2022, en un caso diferente al del conductor y la enfermera. Se les acusa de colaboración con el secesionismo. Como en el caso de Marguerite y Ashu, estamos convencidos de la legalidad de las tareas que realizaron para nuestra organización médica. En ambos casos seguimos el proceso legal en Camerún y es desde la convicción de que nuestros colegas estaban realizando tareas humanitarias con la neutralidad, independencia e imparcialidad con la que se deben realizar que se exige su inmediata liberación.

Decidimos suspender sus actividades en la región el 29 de marzo para centrarnos en obtener la liberación de nuestros compañeros. Nos encontramos en una posición insostenible: por un lado, nuestras actividades médicas son necesarias y, por otro, y al mismo tiempo, quienes prestan asistencia corren el riesgo de ser perseguidos por hacer su trabajo.  Desde MSF tenemos un deber con nuestros pacientes, pero necesitamos que se den condiciones básicas que nos permitan llevar a cabo nuestras actividades en un entorno seguro. Está claro que estas condiciones o precondiciones ya no existen, la misión médica no sólo está desprotegida sino que es perseguida. Y no podemos poner en riesgo a nuestro personal.

Desde la detención de nuestros compañeros compañeros, hemos intentado dialogar con las autoridades camerunesas, tanto a nivel local como central, les hemos proporcionado información y aclaraciones relacionadas con nuestras actividades médicas para facilitar su liberación, pero ha sido en vano. Desde MSF seguimos disponible para continuar el diálogo con las autoridades y resolver este asunto lo antes posible.

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