Las crisis humanitarias continúan asolando el país más joven del mundo

Durante poco más de una año de existencia como estado independiente, la República de Sudán del Sur no ha dejado de sufrir constantes crisis humanitarias que afectan en mayor o menor medida a sus más de 10 millones de habitantes. La violencia ha vuelto estas semanas a ser la causa principal de que unas 90.000 […]

Durante poco más de una año de existencia como estado independiente, la República de Sudán del Sur no ha dejado de sufrir constantes crisis humanitarias que afectan en mayor o menor medida a sus más de 10 millones de habitantes. La violencia ha vuelto estas semanas a ser la causa principal de que unas 90.000 personas se queden sin la atención médica necesaria en las localidades de Lekwongole y Gumuruk, en el condado de Pibor, estado de Jonglei, al este del país.

Gran parte de la población de ambas localidades, incluido el personal contratado por Médicos Sin Fronteras (MSF) y sus familias, tuvo que buscar refugio en los alrededores debido a los enfrentamientos entre distintos grupos armados.

La violencia ya obligó a la organización médico-humanitaria a suspender sus actividades en Lekwongole a finales de agosto, y más tarde en Gumuruk a finales de septiembre. Aunque los servicios médicos en la ciudad de Pibor se mantienen gracias a nuestro personal sursudanés, todo el personal internacional ha sido evacuado por cuestiones de seguridad. Si los combates llegan hasta la ciudad de Pibor, donde MSF gestiona el único centro de atención sanitaria de calidad y gratuita de todo el condado, la población sin acceso a servicios médicos llegaría a ser de 160.000 personas.

“Estamos en el pico de la época de malaria y en medio de las mayores inundaciones que se hayan visto en los últimos años”, dice Stefano Zannini, coordinador general de MSF en Sudán del Sur. “De seguir la violencia como hasta ahora, nos veremos obligados a suspender todas nuestras actividades médicas, incluso en la ciudad de Pibor, por motivos de seguridad”. Y añade: “Nuestra prioridad es poder seguir atendiendo a la población y restablecer los servicios médicos plenos en cuanto sea posible”.

MSF ha hecho un llamamiento a los grupos armados en Pibor para que respeten al personal y las instalaciones sanitarias, a fin de garantizar la prestación de atención médica vital.

Reducir la mortalidad de los niños refugiados en Yida

Después de que la tasa de mortalidad en el campo de refugiados sudaneses de Yida, en el estado de Unidad, al norte de Sudán del Sur, duplicaran las cifras del umbral de emergencia, la ampliación de la intervención de MSF ha hecho posible que desde el mes pasado dicha tasa se haya reducido de un 25 a un 2%.

“La mayoría de los fallecidos son niños menores de 5 años”, explica André Heller Pérache, coordinador de MSF. “Hemos conseguido disminuir la tasa de mortalidad, en primer lugar porque atendemos a más niños que hace un mes (ahora llegamos a un promedio semanal de 3.000 pacientes). En segundo lugar, hemos ampliado nuestras consultas en más lugares, por lo que los niños son atendidos antes de que se agrave su estado y podemos proporcionarles alimentación terapéutica a los que padecen desnutrición”.

Aún así, las condiciones de vida de la mayoría de la población sudanesa refugiada en los campos del país vecino no ha cambiado mucho desde los meses de junio y julio, cuando alcanzaron su nivel más crítico. “La mitad de los niños diagnosticados con desnutrición necesitan ser hospitalizados. Las causas principales de muerte no han cambiado: diarrea, infecciones transmitidas por el agua, infecciones respiratorias… y además nos encontramos en la estación de lluvias, con el consiguiente incremento de los casos de malaria”, explica André Heller Pérache.

A la pregunta de si la situación está bajo control, el coordinador de MSF contesta: “La respuesta es no, absolutamente no. Por eso estamos redoblando esfuerzos, por ejemplo, hemos aumentado la capacidad del hospital de 40 a 100 camas y estamos trabajando junto a otras organizaciones para mejorar las condiciones de agua y saneamiento”.

Cada semana llegan al campo de Yida unas 1.000 personas que huyen del conflicto en el estado de Kordofán del Sur, en Sudán, sumándose a las alrededor de 60.000 que ya alberga el campo.

En 2011, MSF realizó más de 35.000 consultas en Lekwongole, Gumuruk y la ciudad de Pibor, además de asistir 520 partos, tratar más de 3.500 casos de malaria y a más de 1.030 niños con desnutrición severa. Además, casi 500 personas fueron atendidas de heridas producidas por ataques violentos.

Desde noviembre de 2011, MSF trabaja en cinco campos de refugiados en Sudán del Sur, incluido el de Yida, que acogen a personas que huyen del conflicto en los estados de Kordofán del Sur y el Nilo Azul, en el vecino Sudán. La organización atiende a la población en hospitales de campaña y trata a miles de niños con alimentación terapéutica. Además MSF realiza campañas de vacunación masiva contra el sarampión y proporciona agua y saneamiento en los campos, y distribuye artículos de primera necesidad y ayuda alimentaria entre la población refugiada.

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