El costo de la guerra: un día en la vida del conflicto sirio

Grupo de pacientes en la clínica de Médicos Sin Fronteras en el campo de refugiados de Domiz, en el noreste de Irak. Noviembre de 2013. La clínica proporciona servicios de atención primaria de salud a los aproximadamente 60.000 refugiados sirios en el campo. 
© Yuri Kozyrev/Noor© Yuri Kozyrev/Noor

La organización médico-humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) ha lanzado el relato documental multimedia “El Coste de la Guerra”, que explora un solo día en la vida del conflicto que actualmente azota Siria desde la perspectiva del personal sanitario, los pacientes y los refugiados.    Tras más de tres años, la guerra en Siria ha […]

La organización médico-humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) ha lanzado el relato documental multimedia “El Coste de la Guerra”, que explora un solo día en la vida del conflicto que actualmente azota Siria desde la perspectiva del personal sanitario, los pacientes y los refugiados. 
 
Tras más de tres años, la guerra en Siria ha costado la vida de más de 150.000 personas y ha obligado a abandonar sus hogares a más de nueve millones, casi un tercio de las cuales han huido del país. A pesar de lo impactantes que son, las cifras no logran transmitir el alcance del conflicto y su impacto sobre sus vidas. Al centrarse en un solo día, “El Coste de la Guerra” ilustra lo implacable que es el conflicto sirio y la inmensa gama de necesidades médicas que deben abordarse a cada momento y en varios lugares a la vez. 
 
“La guerra es tan abrumadora que es fácil perder de vista lo que significa para los sirios”, dice la doctora Joanne Liu, presidenta internacional de MSF. “Trabajando en Siria a finales del año pasado vi a niños heridos por explosiones y con enfermedades que se podían prevenir, a familias sin techo y a mujeres que no podían parir en un entorno seguro. Cuando hablamos de Siria suele haber una falta generalizada de humanidad porque acostumbramos a hablar de cifras. Este proyecto muestra el coste personal de un conflicto brutal y que no cesa”. 
 
Cortometrajes, ensayos fotográficos y un informe descriptivo transmiten las dimensiones estrictamente personales del conflicto tal y como lo viven los pacientes y refugiados sirios y los miembros del personal de MSF que los tratan. Debido a la inseguridad era imposible documentar estas historias dentro de Siria. 
 
Para producir “El Costo de la Guerra”, MSF ha colaborado con fotógrafos y camarógrafos galardonados, entre ellos Kate Brooks, Yuri Kozyrev, Moises Saman, Daniel Etter, y Ton Koene. A finales del año pasado visitaron clínicas de MSF y hospitales en los asentamientos de refugiados en Domiz (Irak), el Valle de Bekaa (Líbano), Ramtha (Jordania) y Ammán (Jordania) para documentar las circunstancias en las que se realiza un día de trabajo.
 
Cada perspectiva proporciona una mirada a los desafíos, obstáculos y agobiantes temores que a diario afrontan los incontables desplazados sirios. Y a través de sus historias muestra la situación en Siria. 
 
En la ciudad de Ramtha, en el norte de Jordania, adultos y niños heridos de gravedad llegan sin cesar al programa de cirugía traumatológica de MSF. Está a sólo cinco kilómetros de la frontera con Siria y desde ahí se pueden oír las explosiones. Llega la noticia de que tres pacientes gravemente heridos están en camino y el doctor Haydar Alwash, un cirujano de MSF y ex refugiado iraquí, acaba antes de tiempo una sesión de formación para preparar el quirófano. “El trabajo es muy exigente, pero el paciente lo necesita ahora, no mañana ni dentro de una semana”, dice. 
 
En el bullicioso campamento de refugiados de Domiz, en el noroeste de Irak, viven al menos 60.000 refugiados sirios. El doctor Mustafá Khalil, refugiado él mismo, recibe cada mañana como saludo las miradas de decenas de personas en una sala de espera situada en el exterior de la clínica de MSF. “Es así cada mañana”, dice. Las cámaras lo siguen durante un caótico día de atención a los pacientes. También muestran a dos trabajadores de salud comunitaria de MSF mientras caminan por el denso laberinto de tiendas para visitar a las familias e informarlas sobre los servicios de salud disponibles. 
 
Repartidos por todo el valle libanés de Bekaa, los refugiados sirios se refugian donde pueden, desde tiendas de campaña hasta escuelas vacías. Hanane Lahjiri, una trabajadora de salud comunitaria de MSF, viaja a por la zona para comprobar las condiciones de salud e informar sobre los servicios que ofrece MSF en una clínica local. “Yo misma estoy embarazada, así que soy más sensible a su situación”, explica Lahjiri hablando de las mujeres que encuentra. “Una mujer me contó la muerte de su bebé y fue muy difícil. Me imaginé a mí misma en esa situación”.
 
En el proyecto de cirugía reconstructiva de MSF en Ammán, la capital jordana, uno de los pacientes del doctor Ashraf Bustanji tiene la pierna destrozada por la metralla a causa de una explosión sufrida hace medio año. Fue tratado en Siria por un dentista, el único profesional sanitario que encontró. A veces, el médico tiene que rebajar las expectativas de los pacientes sobre los plazos de su recuperación.
 
“Lo que hemos captado en un solo día no es más que un minúsculo reflejo del coste humano del conflicto de Siria, que no para de crecer”, dice Moises Saman, fotógrafo de la prestigiosa agencia Magnum, que trabajó para este proyecto desde el Líbano. “En un único día se ve con todo detalle el inmenso sufrimiento causado por la guerra en Siria y a la vez se toma conciencia de que es en realidad solo un día en un conflicto que ya dura más de tres años y para el que no se ve final”.
 
MSF empezó a trabajar en Siria poco después del inicio de la guerra, primero apoyando centros médicos con donaciones de medicamentos y suministros, y luego estableciendo sus propias instalaciones allí donde era posible. MSF intentó conseguir la aprobación del Gobierno en Damasco para trabajar en Siria, pero no lo consiguió. Los equipos iniciaron proyectos en zonas controladas por la oposición, sobre todo en las regiones fronterizas del norte del país. MSF también puso en marcha amplios programas médicos y humanitarios para refugiados sirios en los países vecinos. 
 
Dada la dureza de los combates y el colapso del antaño eficiente sistema médico sirio, las necesidades acuciantes son incontables. Y aún lo son más cuando los centros y trabajadores sanitarios en Siria se han convertido en objetivo de los ataques. 
 
El lanzamiento de “El Costo de la Guerra” estaba previsto para enero de 2014, pero se retrasó cuando cinco miembros de MSF fueron secuestrados por un grupo armado en el norte de Siria el pasado 2 de enero. Trabajaban en un hospital gestionado por MSF para prestar atención sanitaria básica a víctimas del conflicto. Tres de los secuestrados fueron puestos en libertad el 4 de abril y las dos restantes el 14 de mayo. 
 
“El principal reto que afrontamos en Siria es poder dar ayuda de forma segura y sin excesivo riesgo para nuestros equipos y nuestros pacientes», dice la doctora Liu. “La verdad es que no tenemos el acceso que necesitaríamos a la mayoría de la población civil. Atendemos a los pacientes más necesitados a nuestro alcance”.
 
Desde junio 2012, hospitales y centros de salud de MSF están activos en todo el norte de Siria. En estas instalaciones se han realizado 10.151 intervenciones quirúrgicas, 63.440 intervenciones en la sala de emergencias, 109.214 consultas ambulatorias, y al menos 2.373 partos seguros. MSF también da apoyo a 58 hospitales y 38 puestos de salud a cargo de redes de médicos sirios en siete provincias. La inseguridad hace que sea extremadamente difícil proporcionar servicios médicos sobre el terreno, y aunque se están reduciendo algunas actividades de MSF, la organización sigue priorizando la asistencia directa siempre que sea posible. En Irak, Jordania y Líbano, MSF realiza programas médicos a gran escala para refugiados sirios, y hasta ahora ya se han efectuado más de 587.000 consultas médicas.
 
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