Chagas: la lucha contra una enfermedad silenciosa en Colombia

Angela vive en Genareros, una comunidad indígena en la región de Arauca, Colombia. En abril, dos de sus siete hijos acabaron el tratamiento para Chagas, una enfermedad transmitida por un insecto común en las zonas rurales, donde la población vive en casas de adobe y paja. Mientras Yosney y Maryeli, los dos hijos más jóvenes […]

Angela vive en Genareros, una comunidad indígena en la región de Arauca, Colombia. En abril, dos de sus siete hijos acabaron el tratamiento para Chagas, una enfermedad transmitida por un insecto común en las zonas rurales, donde la población vive en casas de adobe y paja. Mientras Yosney y Maryeli, los dos hijos más jóvenes de Angela, celebraban el fin de su tratamiento, dos de sus hermanos descubrían que también padecen la enfermedad.

La enfermedad de Chagas es endémica en la mayoría de los países latinoamericanos. En Colombia, Arauca es una de las zonas más afectadas. Es una enfermedad infecciosa provocada por el parásito Tripanosoma cruz. Un insecto conocido como vinchuca o pito es el que transmite el parásito a las personas. El Chagas también puede transmitirse por transfusiones de sangre, de madres a hijos y, con menos frecuencia, a través de transplantes de órganos o por la ingesta de alimentos contaminados. Los síntomas pueden pasar desapercibidos durante muchos años. Sin embargo, si no se trata puede traer problemas de salud graves como complicaciones de corazón o intestino, o incluso la muerte.

Integrar la lucha contra el Chagas en la atención primaria

A finales de 2009, MSF integró el tamizaje y tratamiento de Chagas en los servicios primarios de salud a través de sus clínicas móviles en Arauca, una zona afectada por el conflicto en la frontera con Venezuela. Es la primera vez que MSF trata el Chagas en una zona de conflicto. “Es un gran reto porque el tratamiento requiere un seguimiento continuo durante dos meses, y siempre existe la preocupación de no poder llegar a la comunidad por restricciones de seguridad o porque un grupo armado declara un alto en los movimientos por carretera en la región”, afirma Patrick Swartenbroekx, coordinador del proyecto de MSF en Tame.

La primera comunidad que MSF tamizó fue Genareros, donde Angela vive con sus siete hijos. De las 97 muestras de sangre extraídas de niños entre 9 meses y 18 años, se confirmaron 11 positivas por Chagas. “Fue una sorpresa encontrar un nivel tan alto en Genareros. Por suerte, no encontramos niveles tan altos cuando tamizamos otras comunidades”, afirma el responsable médico del proyecto de MSF en Arauca, Rafael Herazo.

Sesenta días de tratamiento contra una enfermedad silenciosa y olvidada

Por el momento, el equipo de MSF en Arauca ha recogido 1.617 muestras de sangre en 10 comunidades y se han procesado 514 en el laboratorio. Los resultados del laboratorio mostraron que una de cada 28 personas dio positivo por Chagas. A los pacientes confirmados se les hace un chequeo médico antes de empezar el tratamiento, que dura dos meses. Es importante comprobar si los pacientes ya han desarrollado la enfermedad. “Si la persona ha desarrollado una complicación cardíaca, por ejemplo, hay poco que podamos hacer para tratar la enfermedad”, dice el doctor Herazo.

Durante el tratamiento, el equipo de MSF visitó Genareros una vez a la semana. El seguimiento es crucial, y los pacientes deben entender que la adherencia al tratamiento también. “La gente dice, ‘Mi hijo estaba bien, y al tomar los medicamentos le han salido sarpullidos en la piel, le duele la pierna…’”, cuenta Herazo. “Por ello es importante que los promotores de la salud visiten a los pacientes y a sus familias e insistan una vez más en que el Chagas es una enfermedad silenciosa y mortal. Hacen hincapié en la importancia de continuar el tratamiento porque los efectos secundarios desaparecerán al final del tratamiento. Si paran el tratamiento, el niño puede tener problemas de corazón a lo largo de su vida; no podrá trabajar en el campo, ni caminar, se cansará por todo e incluso puede morir”, explica Herazo

Los primeros 11 niños completan el tratamiento, otros retos siguen pendientes

En abril de 2010, los 11 niños diagnosticados con Chagas en Genareros acabaron su tratamiento con éxito. En un año, Yosney y Maryeli tendrán que hacer otra prueba para confirmar que ya no tienen la enfermedad. Como siguen viviendo en casas donde habita el pito, insectos muy comunes en Genareros y otras comunidades indígenas en Arauca, la reinfección es una preocupación. Por ello, MSF está presionando a las autoridades de la salud en Arauca para que hagan fumigaciones regulares con insecticida, una medida de control del vector esencial para reducir la transmisión del Chagas y prevenir la reinfección. “Estos 60 días de tratamiento, la sensibilización, los efectos secundarios y las visitas a la comunidad no tendrán ningún valor si en las casas siguen habitando los pitos y las personas se reinfectan. Estamos presionando a las instituciones médicas para que refuercen el control del vector a la vez que les mostramos que el tratamiento de la enfermedad es posible”, afirma Herazo.

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