Catastrófico fracaso de Europa a la hora de responder a las necesidades de los refugiados y los migrantes en 2015

Siete personas llegan a las costas de Kos (Grecia) en un pequeño bote inflable después de remar toda la noche. ©Alessandro Penso

Resumen del informe de Médicos Sin Fronteras «Carrera de Obstáculos hacia Europa»

«Cuando pregunto a la gente por qué arriesga su vida de esta manera, siempre obtengo la misma respuesta: ‘No tenemos otra opción’. Estas personas saben a lo que se arriesgan, pero lo hacen de todos modos. Nos dicen que preferirían ahogarse buscando la seguridad y la libertad, antes que quedarse en sus países o en Libia, donde sus vidas no valen nada”.

Coordinador de Emergencias del barco de rescate M.Y. Phoenix de Médicos Sin Fronteras (MSF)

2015 será recordado como el año en el que Europa fracasó de forma catastrófica a la hora de asumir sus responsabilidades y responder a las necesidades urgentes de asistencia y protección de más de un millón de hombres, mujeres y niños. La Unión Europea y sus Gobiernos no solo no supieron abordar las necesidades humanitarias y médicas urgentes de los refugiados y los migrantes que llegaban a sus fronteras exteriores e interiores, sino que sus políticas y acciones contribuyeron activamente a empeorar la llamada ‘crisis de los refugiados’, así como la salud y el bienestar de estas personas.

La falta de alternativas legales y seguras, las vallas de alambre de púas, los pasos fronterizos cerrados caprichosamente, las condiciones de acogida miserables e inhumanas, y los complicados y cambiantes procedimientos de registro han agravado las ya de por sí miserables condiciones impuestas a las miles de personas que escapan de la guerra, la pobreza y la opresión, y solo sirven para hacer su huida más peligrosa y agravar su sufrimiento.

A lo largo del año pasado, los líderes europeos –con algunas excepciones notables– levantaron muros, tanto física como metafóricamente, cada vez más altos. Pero las cifras de llegadas demuestran que, mientras siga habiendo guerras, inseguridad, pobreza y opresión, la gente seguirá huyendo, sin importar los riesgos o desafíos de esta carrera de obstáculos.

HECHOS Y CIFRAS

Cuantificar y cualificar el movimiento de personas:

– Entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2015, se estima que 1.008.616 personas huyeron hacia Europa.

– El 84% procedían de países con conflictos bélicos o políticos: un 49% de Siria, un 21% de Afganistán y un 9% de Irak.

– El 17% eran mujeres, y el 25% niños menores de 18 años.

Impacto de las políticas migratorias de Europa en la salud de las personas:

Entre el 1 de enero y el 15 de diciembre de 2015, los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) proporcionaron casi 100.000 consultas médicas a refugiados y migrantes a bordo de barcos de búsqueda y rescate en el Mediterráneo, así como en Italia, Grecia y los Balcanes. Entre mayo y diciembre de 2015, MSF rescató o asistió a 23.747 personas en el mar, tratando las consecuencias que tuvieron en su salud física y mental los terribles viajes experimentados, la falta de asistencia básica, y la violencia sufrida por muchos de ellos; la mayoría de las patologías podrían haberse prevenido fácilmente si los Estados de la UE hubiesen habilitado pasos y procesos de recepción seguros y que cumplieran con los estándares humanitarios. Los equipos de MSF también documentaron las historias de estas personas, con el fin de prestar testimonio sobre su sufrimiento.

En Grecia y Serbia, el 18% de todas las consultas médicas estaban relacionadas con traumatismos: 12.214 pacientes. De los 408 pacientes con lesiones más graves, el 70% aseguraron haber sufrido violencia física, robo, abuso verbal o intimidaciones durante el viaje.

Movilización de MSF frente al proceso migratorio hacia y en Europa:

En 2015, MSF destinó unos 31,5 millones de euros y movilizó a 535 trabajadores para responder a las necesidades de los refugiados y migrantes en su ruta hacia y en Europa:

– MSF trabajó a bordo de tres barcos de rescate marítimo en el Mediterráneo, con un total de 45 trabajadores y un gasto de 11,5 millones de euros.

– Otros 489 profesionales (y 20 millones de euros) se dedicaron a responder a las necesidades humanitarias de refugiados y migrantes en Italia, Grecia, los Balcanes y otros países de destino.

 

1.    Travesía marítima: muerte, violencia y sufrimiento en el mar

“Pasé tres meses en Trípoli. No tengo palabras para describir lo que viví allí. Es el peor lugar del mundo. Nos trataban como a animales. Separaron a los hombres de las mujeres, y cada día tomaban a una de nosotras para saciar su lujuria. ¿Quién quiere quedarse en Libia en estas condiciones? ¡No quiero que vuelvan a abusar de mí! Así que no teníamos otra opción. Es cierto, sabíamos que podíamos morir en el mar, pero fue nuestra elección”.

Mujer eritrea, a bordo del barco de MSF Bourbon Argos, en julio de 2015.

2015 fue el año en el que más personas se ahogaron en el Mediterráneo intentando llegar a Europa: al menos 3.771. Con su falta de voluntad política para proporcionar alternativas seguras y legales a esta mortal travesía, la UE y los Gobiernos europeos han empujado a más de un millón de personas hacia las únicas vías de entrada que les quedan: traficantes y barcos destartalados y atestados.

En mayo, tras el final de la operación Mare Nostrum[1], MSF lanzó operaciones de búsqueda y rescate en el Mediterráneo central, y para junio contaba ya con tres barcos: Bourbon Argos, Dignity I y M.Y. Phoenix (este último, en cooperación con la organización maltesa MOAS). Durante los casi ocho meses de intervención, estos barcos sacaron del agua a 20.129 personas, y dieron atención médica a varios miles más transferidas desde otros barcos de rescate. Además, a finales de noviembre, MSF y Greenpeace iniciaron actividades conjuntas de rescate en el Egeo: solo en el primer mes, asistieron a más de 6.000 personas.

Violencia en el mar

Los informes de actos deliberados de violencia perpetrados en el Egeo son muy preocupantes. Nuestros equipos en Lesbos y Kos han recogido testimonios que describen a grupos de enmascarados no identificados que robaban o tiraban por la borda las pertenencias de los migrantes. Algunas personas explicaban que barcos de gran tamaño se habían acercado a sus lanchas, tratando de perforarlas con largas picas para hundirlas; otros denunciaban que barcos supuestamente pertenecientes a los guardacostas griegos habían pasado de largo sin acudir en su rescate. Los guardacostas han negado estas acusaciones, y hasta ahora no se ha realizado ninguna investigación en profundidad.

2.    Bienvenidos a Europa

Los equipos de MSF fueron testigos de miles de escenas de gran emoción en Italia y Grecia: los recién llegados besaban el suelo, saltaban de alegría o lloraban de alivio tras sobrevivir a la travesía marítima. Sin embargo, su terrible experiencia estaba lejos de terminar. Debido a las pobres condiciones de acogida y a la desinformación a lo largo de la ruta por Europa, muchos no recibieron ayuda para paliar sus necesidades más básicas.

Recepción en Grecia: entre inexistente e inhumana

Estamos alojados en una sucia tienda de campaña. No hay colchones, tan solo cartones. No hay mantas, nada, solo tierra. No queremos ni acercarnos a los aseos. El agua no está limpia, no podemos lavar la ropa. No puedo creer que esté viviendo en estas condiciones con mi familia. Yo trabajaba de profesora, y mi marido es contable. Míranos ahora. Esto es inhumano”.

Mujer siria llegada a Grecia.

En Grecia, las autoridades no han establecido un sistema de recepción adecuado y humano, e incluso han impedido activamente que las organizaciones humanitarias intervinieran para cubrir las brechas existentes. Por ejemplo, en la isla de Kos, donde en octubre de 2015 llegaban todos los días entre 200 y 500 personas, aún no existe un centro de recepción o tránsito, y las autoridades locales siguen oponiéndose a que se establezca uno.

Proceso lento de registro, con graves consecuencias, en las islas griegas

Las autoridades griegas tampoco han proporcionado un acceso oportuno a los procesos de registro ni información adecuada sobre los procedimientos de solicitud de asilo o los servicios básicos disponibles; estas carencias generan, como poco, ansiedad si hace buen tiempo, y la miseria más absoluta cuando se desatan el viento y la lluvia.

«Hemos visto a muchas mujeres embarazadas y niños haciendo cola durante días en el barro, empapados sin nada con qué protegerse de la lluvia, muchos de ellos con apenas una camiseta. La gente ya no aguanta más. Tienen los pies hinchados de tenerlos húmedos tantos días. Sin la intervención de nuestros equipos, la Policía no permite que los refugiados salgan de la cola para recibir atención médica. Es completamente inhumano”.

Coordinador del proyecto de MSF en Lesbos.

Entre junio y noviembre de 2015, dos tercios de los pacientes que buscaban atención en las clínicas de MSF en Grecia sufrían infecciones respiratorias, enfermedades de la piel y traumatismos: todas estas condiciones estaban relacionadas con las condiciones insalubres y peligrosas en que se encontraban. La situación ya era preocupante en verano, y no hizo más que agravarse con la lluvia y el frío del invierno. De hecho, las infecciones del tracto respiratorio atendidas por los equipos de MSF aumentaron en un 160% entre julio y octubre de 2015.

Italia: la emergencia interminable

Al haber sido durante los últimos años una importante puerta de entrada a Europa, Italia cuenta con un sistema de recepción operativo, pero es en gran parte insuficiente y no atiende todas las necesidades de los recién llegados. En general, se hacina a las personas en centros con insuficientes servicios esenciales, como puedan ser la atención primaria y secundaria de salud, la atención psicológica, o el apoyo jurídico y administrativo. Además, apenas hay intérpretes y mediadores culturales cualificados que ayuden a estas personas a entender este nuevo entorno y adaptarse a la vida en Europa.

A finales de 2015, MSF dejó de trabajar en el centro de acogida de Pozzallo[2] (Sicilia), designado por la UE como uno de los puntos de acceso[3], denunciando que las condiciones indignas e inhumanas del centro hacían imposible la colaboración con las autoridades italianas. En Pozzallo, la prioridad ha sido identificar a los recién llegados en lugar de responder a sus necesidades médicas y humanitarias, por lo que era extremadamente difícil para el personal sanitario hacer su trabajo.

Bajó del Bourbon Argos con un vestido largo, la última de 700 migrantes. Iba sola. Inmediatamente nos dimos cuenta de que había sido agredida durante su viaje por el desierto. También había sido sometida a la mutilación genital”, recuerda un doctor que trabajaba en Pozzallo. “Avisamos a las autoridades y pedimos que trasladaran a Fátima a un centro especializado, pero no recibimos respuesta. La larga espera en el abarrotado centro de Pozzallo terminó de desestabilizar su salud mental, y hubo que transferirla a un centro psiquiátrico. Fue un fracaso”.

3.    Una carrera de obstáculos: las consecuencias médicas de las caprichosas políticas fronterizas

De los 851.319 hombres, mujeres y niños que llegaron a Grecia en 2015, la gran mayoría siguió adelante en busca de asilo en los países del norte y el occidente europeo, para lo cual tomaron la ruta de los Balcanes. Pero este camino, aun siendo por tierra, también está lleno de peligros. Durante el verano, el otoño y el invierno de 2015, los Gobiernos de estos países jugaron continuamente con la salud, la dignidad y el bienestar de los migrantes, refugiados y solicitantes de asilo, abriendo y cerrando las fronteras de forma caprichosa, sin una planificación o comunicación adecuadas.

En 2015, estas decisiones unilaterales e irresponsables, sumadas a la falta de coordinación entre los diferentes Estados europeos, provocaron un increíble estrés para miles de personas, y generaron situaciones peligrosas: cada vez que una frontera cerraba, miles de personas detenidas de forma abrupta quedaban varadas en tierra de nadie, con poca o ninguna asistencia humanitaria, hasta que se desviaban hacia rutas más peligrosas o caían en manos de traficantes. Lejos de detener el flujo de personas, estas restricciones solo han conseguido empujarlas a rutas más peligrosas, miserables y caras.

En toda Europa, la gran mayoría de las enfermedades tratadas por los equipos médicos de MSF podrían haberse prevenido de haberse establecido un paso seguro y unas condiciones de acogida adecuadas: por ejemplo, en Serbia, el 80% de los pacientes presentaban condiciones derivadas de las duras condiciones del viaje, como infecciones respiratorias (42%), traumatismos y afecciones osteomusculares (19%) y enfermedades de la piel (9%). Además de las dificultades creadas por el cierre de fronteras, cruzar Europa de sur a norte sigue siendo muy duro, debido principalmente a la falta de asistencia y respuesta de los organismos estatales y a la violencia regular.

Como ocurre a menudo, el trauma del viaje y el estrés añadido creado por el cierre de fronteras tienen un grave impacto en la salud mental. En julio, cuando se organizó un paso seguro desde la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM) hacia Serbia, la gente viajaba en condiciones dignas, rara vez estaba expuesta a la violencia o caía en manos de los traficantes, y llegaba a su destino relativamente sana. Por el contrario, a finales de noviembre de 2015, en Idomeni (en Grecia, en la frontera con ARYM), donde las condiciones del viaje eran extremas y máxima la incertidumbre, los psicólogos de MSF observaron un importante aumento en el número de ataques de pánico y en los intentos de autolesionarse.

2016: ¿y ahora qué?

Como organización médico-humanitaria, no es el papel de MSF resolver la crisis de desplazamiento que vive el mundo en la actualidad; nuestro objetivo es paliar las consecuencias que las políticas restrictivas tienen en la salud y la vida de las personas que emprenden estos viajes. Sin embargo, en última instancia, el que Europa ponga el control de fronteras, la seguridad y las medidas de disuasión por delante de la salud y el bienestar de quienes huyen de la violencia y la miseria es, en sí mismo, un hecho muy difícil de ‘tratar’. Son Europa y sus Estados miembros quienes pueden y deben actuar para dar prioridad a las vidas de estas personas. En todos los proyectos de MSF, todas las señales apuntan a que esta crisis continuará durante 2016. Hay más de 60 millones de personas desplazadas en todo el mundo, y la violencia y la inestabilidad seguirá empujando a muchas más lejos de sus hogares: es hora de que Europa deje de poner obstáculos y proporcione asistencia y un paso seguro a los solicitantes de asilo, refugiados y migrantes que huyen de situaciones tan desesperadas. Por lo tanto, para 2016, MSF insta encarecidamente a la UE y a sus Estados miembros a proporcionar vías seguras de acceso a su territorio:

–      Proporcionando rápidamente canales seguros y legales para las personas que buscan asilo, en particular permitiendo que puedan solicitarlo en las fronteras terrestres, incluyendo el paso de Evros entre Turquía y Grecia. Esto incluye también que se amplíe el uso de las opciones y procedimientos existentes, como la reunificación familiar, los visados humanitarios, el reasentamiento y la reubicación.

–      Creando vías legales de migración para que la gente no tenga que recurrir a las peligrosas redes ilegales de migración y tráfico de personas.

–      Creando un mecanismo de búsqueda y rescate europeo ambicioso para salvar vidas en el mar. Esta operación debe buscar proactivamente embarcaciones en peligro tan cerca de los puntos de salida como sea posible. Además, deben identificarse previamente puntos de desembarque y establecerse procedimientos de desembarque humanitarios, que incluyan atención médica y una evaluación de la vulnerabilidad de los recién llegados.

–      Invirtiendo en la acogida –de acuerdo a los estándares de la UE–, y no en la disuasión. Europa debe dejar de considerarse a sí misma como una fortaleza, y adoptar un enfoque de acogida que atienda las necesidades y vulnerabilidades específicas de las personas que llegan a sus fronteras (sobre todo necesidades médicas y de salud mental).

–      En ausencia de un sistema europeo común de asilo que funcione, invirtiendo con más ambición en los planes de reubicación dentro de la UE y en la creación de pasos seguros dentro del territorio europeo.

–      Poniendo fin a los actos de violencia y a los abusos por parte de las autoridades estatales.

 

 

[1] Mare Nostrum era la operación de búsqueda y rescate proactiva a gran escala lanzada por Italia en el Mediterráneo en octubre de 2013, y que, hasta octubre de 2014, rescató a más de 140.000 personas.

[2] Los Centros de Socorro y Primera Acogida (CSPA) son el primer estamento de atención a los refugiados y migrantes en Italia: allí se alojan los recién llegados durante los primeros días.

[3] Un punto de acceso es un centro de acogida administrado por la UE en un Estado miembro que esté en primera línea de recepción de refugiados y migrantes, como Italia o Grecia; un centro de este tipo debe ser capaz de identificar rápidamente y tomar las huellas dactilares a los recién llegados. Los identificados como ‘refugiados’ deben ser reubicados en otros Estados miembros, mientras que los declarados como ‘migrantes irregulares’ deben ser devueltos a su país de origen.

 

RESUMEN DEL INFORME (en pdf)

INFORME COMPLETO EN INGLÉS (en pdf) 

 

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