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22.11.2019

¿Cómo frenar la resistencia a los antibióticos?

La Dra. Nada Malou, asesora en microbiología de Médicos Sin Fronteras, explica por qué las bacterias se vuelven resistentes a los medicamentos y qué estamos haciendo para frenar esta resistencia.

Laboratorio de microbiología de Médicos Sin Fronteras en el hospital de Aden, Yemen.
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Entrevista a la Dra. Nada Malou, asesora en microbiología de Médicos Sin Fronteras.

¿Qué hace una asesora en microbiología con Médicos Sin Fronteras?

Mi trabajo es ayudar a los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) a acceder a herramientas de diagnóstico, principalmente a través de la apertura de laboratorios de microbiología y la determinación de las pruebas de diagnóstico que los laboratorios estándares de MSF deben incluir. Hacerles las pruebas adecuadas a las personas en búsqueda de infecciones es fundamental para recetarles el antibiótico adecuado y prevenir la posibilidad de desarrollar resistencia a los antibióticos.

He participado en la apertura de laboratorios para MSF en lugares como Mali, Jordania, Yemen y la República Centroafricana (CAR). Actualmente tenemos 11 proyectos que tienen acceso a laboratorios de microbiología: cinco de ellos son dirigidos completamente por MSF, y seis de ellos son operados en colaboración con los Ministerios de Salud nacionales o con instituciones privadas.

¿Por qué es importante trabajar contra la resistencia a los antibióticos?

La resistencia a los antibióticos es un problema universal, pero las soluciones son diferentes para MSF porque los recursos que tenemos en los tipos de lugares en los que trabajamos son, generalmente, más bajos que los disponibles en Europa o en EE. UU. No podemos ver la  resistencia a los antibióticos como un problema localizado geográficamente, ya que la globalización implica que las bacterias ahora viajan con más facilidad a otros lugares; ahora es “bacterias sin fronteras” y “resistencia sin fronteras”.

Los antibióticos fueron uno de los medicamentos más importantes que se descubrieron, un punto de inflexión en la historia de las enfermedades infecciosas. Pero hoy en día nos estamos quedando sin opciones de antibióticos porque las bacterias se han vuelto resistentes a muchos de los medicamentos actuales, y las empresas no han invertido en la creación de medicamentos nuevos. Recetar el mejor antibiótico para un paciente según sus resultados microbiológicos es importante para garantizar que estamos tratando a los pacientes adecuadamente y a tiempo, pero también es importante en términos de salud pública no crear cada vez mayor resistencia al dar antibióticos de amplio espectro sin tener un enfoque específico para el tratamiento.

¿Cuál es la estrategia de MSF para combatir la resistencia a los antibióticos?

Tenemos tres pilares que creemos que tienen los roles más importantes a la hora de frenar la resistencia: aumentar la capacidad de diagnóstico, mejorar el control y la prevención de infecciones en nuestros centros, y promover el uso razonable de los antibióticos para que las personas solo reciban los antibióticos que necesiten, cuando los necesiten y durante el período de tiempo en que los necesiten. En nuestros proyectos, tenemos microbiólogos y especialistas en enfermedades infecciosas, personal responsable de la higiene y del control de las infecciones, farmacéuticos que supervisan el acceso a los antibióticos y, por supuesto, el equipo de administración que también está comprometido en asegurarse de que no perdamos de vista estos pilares. 

¿Por qué es una prioridad para MSF combatir la resistencia?

El enfoque de MSF con la resistencia a los medicamentos comenzó en el Oriente Próximo cuando empezamos a recibir pacientes heridos de guerra con fracturas abiertas que eran más vulnerables a infecciones como la osteomielitis, una infección del hueso. Desde el primer día, con el primer paciente, tuvimos que afrontar este problema, porque las bacterias con las que estábamos lidiando tenían una resistencia alta a muchos medicamentos. Esto se debía, en parte, al uso excesivo de antibióticos de venta libre en lugares como Jordania, Irak y Yemen.

Empezamos a preguntarnos: “¿Por qué no responde a los antibióticos el paciente que estoy tratando? ¿Es posible que haya resistencia al medicamento?”.

Frenar la resistencia también es importante donde hay pacientes desnutridos, con mayores índices de quemaduras graves o que tienen malaria o VIH, ya que, cuando se está inmunodeprimido, hay un riesgo más alto de contraer una infección y necesitar antibióticos.

¿Cuáles son los desafíos más grandes en la lucha contra la resistencia a los antibióticos en entornos de bajos recursos?

Si los profesionales clínicos ven que sus pacientes no responden, y no tienen las herramientas para diagnosticar la infección exacta e identificar qué antibiótico sería el más eficaz, su tentación es pasar a un antibiótico más potente. Aunque los médicos puedan pensar que esa es la mejor o la única opción para salvar a la persona que tienen delante de ellos, queremos evitar esta especie de recetas de antibióticos a ciegas porque pueden provocar que haya más resistencia.

Además, está el problema de la higiene y el control de infecciones en los centros de salud. Tenemos que capacitar al personal para garantizar el cumplimiento de las medidas de control y la prevención de infecciones, como lavarse las manos adecuadamente entre un paciente y otro. El personal también debe saber cómo implementar una zona de aislamiento apropiada para los pacientes que tienen infecciones resistentes a los medicamentos. Es necesario saber que se aísla a los pacientes infectados con bacterias resistentes y que esas bacterias no se propagarán de un hospital a otro. Para ser honesta, este es uno de nuestros desafíos más grandes; más que los desafíos de diagnóstico y más que el uso razonable de los antibióticos.

Al ser este un problema tan complejo, multidisciplinario y global, ¿cómo puede MSF lograr un impacto?

Es verdad que no alcanza con que solo MSF trabaje para frenar la resistencia. Creo que, en el ámbito de nuestros hospitales, solo podemos tener un impacto en la administración clínica directa de nuestros pacientes. Pero por eso una de nuestras estrategias de promoción es compartir nuestra experiencia con otros actores para que haya cada vez más personas y organizaciones comprometidas con esto.

Somos una organización grande y, en algunas áreas, somos la única entidad que tiene la capacidad de adherirse a esos tres importantísimos pilares para combatir la resistencia a los medicamentos en el mismo centro y de mostrar que este modelo funciona. Otra manera en la que MSF tiene un impacto es en la vigilancia de la resistencia. En Mali, por ejemplo, trabajamos para que reconocieran nuestro laboratorio de microbiología como un laboratorio de vigilancia para supervisar la resistencia en la región.

Creo que MSF puede tener un impacto enorme si nuestro trabajo ayuda a diseñar y reforzar los sistemas nacionales de vigilancia.

 

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La Dra. Nada Malou, asesora en microbiología de Médicos Sin Fronteras.

Innovación: nuevas herramientas para diagnosticar y tratar infecciones resistentes a los antibióticos

ASTapp: MSF está desarrollando una aplicación para teléfonos inteligentes para ayudar a diagnosticar la resistencia a los antibióticos en entornos de bajos recursos. Diagnosticar infecciones puede ser muy difícil en muchos de los lugares donde MSF trabaja, en parte porque suele haber pocos laboratorios o especialistas que puedan leer los antibiogramas –las pruebas que determinan cuan susceptible es una bacteria frente a distintos antibióticos. ASTapp permitiría a los no especialistas analizar e interpretar más fácilmente las imágenes de antibiogramas en sus tablets o teléfonos inteligentes. Esta información puede ayudar a determinar exactamente qué medicamento debe recibir el paciente, reduciendo el uso de antibióticos de amplio espectro y las posibilidades de que las bacterias se vuelvan resistentes. El proyecto fue recientemente premiado con 1.3 millones de dólares en el Google Artificial Intelligence Impact Challenge.

MiniLab: para solucionar el problema de falta de laboratorios y personal entrenado en atención de emergencia con bajos recursos, nuestros equipos están probando un nuevo concepto en Haití llamado MiniLab. Sin las herramientas y la experiencia requeridas para un diagnóstico adecuado, las personas no siempre reciben el antibiótico adecuado para su infección particular. El MiniLab es una estructura portátil que puede ensamblarse fácilmente donde sea necesaria y ser utilizada por no expertos con relativamente poca capacitación. Si la prueba piloto en Haití tiene éxito, MSF lanzará una segunda prueba en una parte diferente del mundo en 2020.

MSFeCARE: MSF utiliza una herramienta llamada MSFeCARE —en inglés, ‘algoritmo clínico electrónico de recomendación’— para mejorar la calidad de la atención y recetar antibióticos de manera más adecuada, para tratar enfermedades agudas en niños de dos meses a cinco años. Mediante una aplicación para tablets o teléfonos inteligentes, eCARE guía a los profesionales de la salud a través de una evaluación paso a paso de los síntomas y signos del paciente en el centro de atención. La aplicación proporciona recomendaciones de expertos y procedimientos estandarizados para diagnosticar y tratar enfermedades agudas. Hasta ahora, eCARE se ha utilizado en áreas remotas donde los diagnósticos no están ampliamente disponibles, como en proyectos de MSF en Malí, Níger, Nigeria, Tanzania, Chad y República Centroafricana.