Bangladesh: Capacitar para empoderar

El centro de salud en Nayapara atiende alrededor de 200 pacientes por día. Daphne Tolis/MSF

Catarina Branco, de Portugal, trabajó durante 11 años en el departamento de pacientes internos de un hospital antes de unirse a Médicos Sin Fronteras (MSF) en 2017. Esta es su tercera misión con MSF, es directora de las actividades de enfermería en la clínica de salud primaria en Nayapara.

La mayoría de los días, Catarina es la única integrante del personal internacional que trabaja en el Centro de Salud Primaria de Nayapara, en colaboración con un equipo local sólido y dedicado compuesto por bangladesíes.

«Ellos son los más importantes», explica, “tenemos controladores de multitudes, enfermeras, ayudantes de enfermería, personal de limpieza, médicos, auxiliares médicos, parteras, traductores, encargados de dispensar medicamentos… es un equipo muy grande que trabaja en conjunto. Estoy gestionando a los equipos de enfermería y de enfermeros auxiliares; estoy capacitándolos para empoderarlos. Eso es lo que más hago».

Un centro de salud permanente y en crecimiento

El centro de salud en Nayapara atiende alrededor de 200 pacientes por día.

«Tenemos a un paciente de 32 años que tiene una fractura en su pierna debido a que ésta quedó fuera del bote en el que viajó para huir de Myanmar. Su herida no se curó bien y ahora tiene una infección en el hueso. Tarde o temprano perderá el pie. En las últimas tres semanas tuvimos tres pacientes con infecciónes en el hueso debido a lesiones anteriores… perder una extremidad cambiará sus vidas», comenta Catarina.

“También vimos a una niña rohingya que llegó a nuestras instalaciones. Se cayó hace dos meses y se lastimó la mano. Fue al hospital, pero luego la familia pensó que sería mejor llevarla a nuestra clínica porque la mano todavía estaba mal. Llegó aquí y nuestros médicos le quitaron una astilla de madera de 1cm de la mano. Era muy valiente, nunca lloraba. Su familia estaba muy feliz», recordó.

Hace unos meses, esta instalación de salud era una estructura de bambú que apenas se elevaba sobre los campos que ahora se encuentran encharcados al lado de la carretera principal, tras las recientes lluvias del monzón. Después, el equipo comenzó a operar desde una instalación de Rubb Hall, una estructura permanente similar a una carpa con un marco de aluminio. Hoy es un centro de salud permanente y en crecimiento.

“Cuando llegué a finales de junio todavía no se había construido nada, y para el 22 de julio ya estábamos aquí. Aún no comenzaron a construir nada para la nueva maternidad, pero en noviembre comenzaremos a trabajar allí”, dijo Catarina.

Catarina espera que sus últimos meses aquí en Bangladesh sean una oportunidad para construir una base sólida para la siguiente persona que se encargará de hacer este trabajo.

“Estamos empezando la base de algo. Si la base no es fuerte, es posible que todo caiga o que nada crezca.»

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