Desde enero de 2017, han llegado a Uganda más de 230.000 sudaneses del Sur, huyendo de la escalada de violencia generada por varios grupos armados de la región ecuatorial, y todos necesitan ayuda humanitaria inmediata.
Vanessa es enfermera y ha trabajado dos meses como nuestra coordinadora médica de emergencias en Uganda, un país que está recibiendo un flujo sin precedentes de refugiados de Sudán del Sur.
Lecciones aprendidas en el año más mortífero: la crueldad de los traficantes, la vulnerabilidad de niños, mujeres y hombres migrantes, el terror del que huyen en Libia y países de origen, las cínicas políticas de Europa.
Mientras MSF entregaba la petición, 2.500 flores fueron colocadas frente a las oficinas de Pfizer en representación del número de niños que mueren de neumonía cada día.
El número de refugiados sursudaneses en estos tres países supera ya los 100.000. Varios equipos de MSF les proporcionan ayuda médica y humanitaria a ambos lados de las fronteras.
MSF aporta ayuda médica de emergencia así como apoyo logístico en materia de agua y saneamiento en el oeste de Uganda tras la afluencia de decenas de miles de refugiados que huyen desde mediados de julio de la violencia en la provincia de Kivu norte en la República Democrática del Congo.