El conflicto en el norte de Malí está causando movimientos de población a lo largo del Sahel y las condiciones en los campos donde viven los refugiados son inaceptables.
Un equipo de MSF ha logrado acceder a la localidad de Konna, en el centro de Malí, después de haber pedido en varias ocasiones autorización para trabajar en esta zona afectada por el conflicto.
Médicos Sin Fronteras (MSF) exige a las partes en conflicto que velen por la seguridad de los civiles en Malí después de que este fin de semana se registraran bombardeos en Gao, Douentza y Lere.
Un proyecto piloto a gran escala, llevado a cabo por la organización en dos distritos de Malí y Chad, y consistente en la distribución intermitente de antipalúdicos, está reduciendo drásticamente el número de nuevos casos entre niños pequeños durante la época de mayor transmisión de esta enfermedad.
El conflicto en el norte de Malí agrava la situación; miles de refugiados han huido a Níger, Mauritania y Burkina Faso donde también deben hacer frente a la inseguridad alimentaria. Además, los casos de malaria se han disparado con la llegada de la temporada de lluvias.
Varias regiones del norte de Malí se están quedando vacías a causa de la crisis política que vive este país del Sahel desde principios de año. Cientos de miles de personas se esconden en el monte o huyen en masa a Burkina Faso, Níger o Mauritania, donde la inseguridad alimentaria amenaza tanto a los refugiados como a la población local.
La ayuda internacional es insuficiente en los campos de refugiados malienses de Mauritania, Burkina Faso y Níger, según han podido constatar los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF). La inminente llegada de las lluvias puede agravar aún más esta situación.