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Una parte importante de las actividades de MSF en la región del Lago Chad tiene como objetivo reducir el sufrimiento psicológico de las personas atrapadas en el conflicto. Muchas lo necesitan después de haber sufrido violencia, presenciado atrocidades o después de haber perdido sus pertenencias y a miembros de su familia.

En septiembre 2017, 2.226 niños fueron ingresados a la unidad pediátrica del hospital de Magaria, en Niger. Uno de ellos fue la pequeña Fassouma, acompañada por su madre Absatou. Durante 10 días, seguimos su recorrido.

Con motivo del pico anual de desnutrición y malaria, 1.430 compañeros trabajan en el país para prevenir, detectar y tratar enfermedades que afectan a los niños menores de 5 años. La clave, atenderlos lo más rápido y cerca de su comunidad posible.

Entre las 186 mujeres ingresadas en el centro materno-infantil de la ciudad de Diffa, 34 murieron por complicaciones graves de la enfermedad.

Como cada año, hacemos frente a la enfermedad que afecta a ambos países sobre todo en la estación seca. Primero, tratando a los enfermos y realizando campañas de vacunación masiva. Segundo, formando al personal local para la detección rápida de casos.

Con más de 2.7 millones de personas desarraigadas de sus hogares, la cuenca del Lago de Chad actualmente es hogar de una de las crisis humanitarias más grandes del continente africano.

Una enfermera cuenta su experiencia de 10 años luchando contra la desnutrición en Níger junto a MSF

Hay 1,4 millones de desplazados internos en el noreste de Nigeria, y aproximadamente 170.000 personas huyeron a países vecinos