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Juan Carlos Martínez

Pediatra- Argentina
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Juan Carlos Martínez, conocido como Juanchi por sus amigos, es un médico pediatra argentino y trabaja con Médicos Sin Fronteras (MSF) desde el año 2017. Su primera misión fue en Angola, donde trabajó en la sala de pediatría y neonatología en un proyecto de emergencia de atención a refugiados congoleses. En 2018 viajó a Guinea Bissau, donde trabajó durante seis meses en la sala de neonatología que MSF lleva adelante en la capital del país. A fines de 2018 y hasta principios de marzo de 2019, Juanchi estuvo trabajando en Etiopía. De noviembre a diciembre trabajó en Gebed dentro del área de pediatría y neonatología, en un proyecto que brinda atención a desplazados internos. En enero de 2019, hasta principios de marzo, estuvo en un proyecto en Gambella, donde MSF dio respuesta a la llegada de refugiados provenientes de Sudán del Sur y a la población local.

En esta entrevista, Juanchi cuenta su experiencia en el terreno resaltando el aprendizaje que le dejó el staff nacional de cada país y la importancia de la comunicación dentro de los proyectos.

¿Cómo llegaste a Médicos Sin Fronteras (MSF)? ¿Qué te motivó?

Hacía mucho que quería trabajar con Médicos Sin Fronteras (MSF), diez o quince años antes de terminar la carrera. Había leído sobre la organización y me gustaba cómo trabajaban. Yo quería viajar, conocer otras culturas y formas de trabajar, y esta es una organización que genera todo eso.

¿Hubo algún paciente que te marcó?

Es difícil de responder esa pregunta porque a veces no es un caso, son muchos casos con muchos pacientes. En vez de nombrar a una persona en particular, diría que muchas circunstancias distintas en muchos contextos te marcan y te generan otro tipo de pensamiento como médico y sobre todo como médico en lugares de conflicto. Trabajar en los lugares donde está Médicos Sin Fronteras (MSF) te cambia la manera de pensar, los pacientes te marcan. Algunos profesionales incluso se mantienen en contacto con algunos pacientes, en mi caso estuve más en la parte de coordinación y me mantuve más en contacto con los enfermeros y médicos del staff nacional que capacitamos.

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Médico argentino trabajando con Médicos Sin Fronteras

¿Qué te motiva a seguir trabajando todos los días cuando estás en el proyecto?

Lo que nos motiva es que no trabajamos solamente por el bienestar de cada paciente, sino que también trabajamos con una comunidad, una cultura. Tenemos toda una estructura atrás con la cual estamos trabajando. La mayoría de las veces coordinamos salas y gente.

En Guinea Bissau nosotros trabajábamos en la capital, éramos el hospital de referencia del país. Es un país con dos millones de habitantes, no es mucho, pero prácticamente no hay pediatras o neonatólogos en el país porque no hay estudios de estas especialidades en la universidad (Nota: En mayo de 2019 hay solo cinco pediatras en todo el país, dos enfermeros neonatólogos y ningún médico neonatólogo). Entonces debemos trabajar lo mejor posible, educar a la población, formar al staff nacional y saber que cuando nosotros nos vayamos tenemos que a dejar al staff nacional capacitado.

Como coordinador en los proyectos gestionabas a los equipos del staff nacional de la organización, es decir las personas que nacieron, viven y trabajan en el país donde Médicos Sin Fronteras (MSF) está llevando a cabo un determinado proyecto,  ¿cómo fue esta experiencia?

Hay que tratar de comunicarse lo mejor posible con el equipo, todos tenemos diferentes maneras de actuar porque venimos de lugares diferentes. Las diferencias culturales hacen que el trabajo sea muy interesante y enriquecedor porque te da herramientas que no conocías. Te da ventajas y desventajas, hay veces que necesitás un traductor para poder comunicarte y hay situaciones donde alguien del staff nacional te termina explicando algo que te permite llegar a una conclusión que vos no hubieses llegado porque no sos de ese lugar, no tenés esa cultura ni ese marco de pensamiento. Esto me generó un cambio en la comunicación, el respeto, la paciencia y la coordinación de equipo que es lo que se trata de estimular en MSF.

¿Seguís en contacto con alguien del staff nacional?

Sí, tengo contacto con muchos porque me preguntan cosas de medicina, conocen cómo trabajás y generás una confianza. Salir de un proyecto y que te escriban para preguntarte sobre un diagnóstico te genera mucha confianza porque aún fuera de un proyecto podés resolver cosas y ayudar.

Los trabajadores nacionales aprenden y se capacitan, y luego algunos terminan trabajando como internacionales en proyectos fuera de su país. Hace poco estuve haciendo un curso afuera y me encontré con uno de los médicos nacionales con el que había trabajado en Etiopía.

¿Cómo se realiza una buena comunicación en los proyectos?

La comunicación es la base de la medicina y en estos contextos es muy difícil. Para tener una comunicación efectiva se necesitan tres puntos. Primero que el equipo sepa en qué estado se encuentra cada paciente: si todo el equipo entiende lo que está pasando, cualquiera puede comunicarlo. Tratamos de que todo el equipo esté empoderado para que comunique. Luego, todos deben tener la misma información y comunicar de la misma manera. Por último, es importante ser honesto y lo más claro posible. Hay que comunicar la verdad, qué tratamiento podemos ofrecer en ese momento.

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¿Qué dirías que te enseñó el staff nacional?

Un montón de cosas, es relativo quién enseña a quién. En la parte técnica de pediatría yo tenía quizás mayor conocimiento y les enseñaba para capacitarlos. También hacía la coordinación de grupo. Pero, aparte de esto, ellos nos dan mucha contención.

El staff nacional nos genera un soporte, el cual nos deja aprender. Saben que a veces aún no tenemos una gran capacidad de coordinación, porque la vamos generando, pero nos tienen paciencia y son receptivos a la hora de aprender la parte técnica. Es super fácil coordinar a gente que trabaja muy bien. De esa paciencia y de ese trabajo en equipo es de lo que uno aprende.

¿Cómo son las despedidas en los proyectos de Médicos Sin Fronteras (MSF)?

Son muy emotivas. Hay dos despedidas: una es con el staff internacional, que son con quienes convivís todos los días. Depende el proyecto podés llegar a convivir con estas personas entre tres y nueve meses.

Después están las despedidas con el staff nacional, que pueden ser fiestas, cenas o reuniones, depende el país o el contexto. En Angola me tocó estar cuando hicimos el cierre del proyecto, entonces hicimos una cena con el staff y bailamos música kizomba, típica de ahí. En Guinea Bissau fue una fiesta más grande con regalos y discursos. En Etiopía se hacían ceremonias del café al mediodía o a la tarde, se iba a un lugar donde había gente haciendo café y pochoclo, y alguien daba un discurso agradeciendo. También hay lugares donde te regalan vestimentas típicas o cosas de madera. El staff nacional es muy agradecido, genera mucha tristeza irse y es lo lindo también.

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Pediatra argentino en Guinea Biassau

¿Qué te motiva volver a terreno?

Es un trabajo muy atípico. Hay varias cosas que me motivan, el crecimiento personal es muy interesante y hay que entender la medicina de otra manera, porque cada lugar es distinto. También porque todos los lugares a donde vamos requieren una asistencia humanitaria enorme, con números y estadísticas bastante preocupantes. Nuestros pacientes no tienen las mismas oportunidades que nosotros, no tienen recursos ni ninguna manera de cubrir necesidades básicas. Es una satisfacción poder ir a estos lugares y trabajar para brindar ayuda.

¿Qué consejo le darías a un profesional que está por llegar a su primera misión con MSF?

Que tenga mucha paciencia, porque cada persona tiene una percepción distinta del tiempo para todo. Trabajar en MSF es cansador, estresante y genera cambios. Hay cosas que no las ves en el momento inmediato, ni en la primer misión, pero un tiempo después te das cuenta que lo que muchas veces hiciste tuvo muchas veces cambios. Cuando uno tiene paciencia, a medida que va pasando el tiempo, te das cuenta de un montón de cosas. Esa retribución inmediata que nosotros buscamos tener no existe mucho en estos lugares. Uno tiene que ir, ser paciente, y la parte personal o el estar contento llega bastante después. Hay que dedicarle mucho trabajo y las cosas van llegando.

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